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Lección 11: El Plan Maravilloso de Dios
Querido amigo (a):
Aún antes de crear al primer hombre, Adán, Dios tenía un plan maravilloso. Dios sabía que Adán y Eva le desobedecerían. Él sabía que los hombres se rebelarían en contra de Él. Él sabía que Adán produciría una raza de pecadores. Pero Dios tenía un plan maravilloso.
¿Cuál era el plan de Dios? Dios planeó enviar a Su Hijo al mundo para morir por nuestros pecados y resucitar como nuestro gran Salvador. Dios planeó salvar a las personas de la familia pecaminosa de Adán y unirlas en un solo cuerpo espiritual llamado "la iglesia".
"La Iglesia" se refiere a personas, no un edificio.
Cuando tú escuchas la palabra "iglesia" probablemente piensas en un edificio. Quizás piensas en un edificio muy hermoso con bancas y un púlpito. Pero esa no es la "iglesia" de la que Dios habla en Su Palabra. Ese es sólo el edificio de la iglesia.
¿Qué es "la iglesia"? La palabra "iglesia" en la Biblia se refiere a un grupo de personas, no un edificio. Está hablando de los creyentes—los que han confiado en Cristo como su Salvador.
"La Iglesia" es el cuerpo de Cristo.
La iglesia es más que un gran número de personas que han sido redimidas por Cristo. La Biblia dice que la iglesia es el "cuerpo de Cristo". Dios ha llamando a las personas para sacarlas de la raza pecaminosa de Adán y las ha unido en un cuerpo espiritual—el cuerpo de Cristo. La Biblia dice:
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros…así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros (Romanos 12:4-5).
Cristo es la Cabeza del cuerpo.
Un cuerpo debe tener una cabeza. Cristo Mismo es la Cabeza de la iglesia, la cual es Su cuerpo. Hablando de Cristo, la Biblia dice:
Y [Dios] sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo… (Efesios 1:22-23).
Los que hemos confiado en Cristo como nuestro Salvador somos miembros del cuerpo de Cristo—la iglesia. Él es la Cabeza del cuerpo y nosotros somos miembros de Su cuerpo.
Antes de que el Apóstol Pablo fuera salvo, era un hombre muy religioso llamado Saulo. El pensaba que Jesucristo era un maestro falso que decía ser el Hijo de Dios. El pensaba que Jesús estaba engañando a las personas. Saulo quería extinguir esa nueva religión. Él odiaba a los cristianos. Entraba en sus hogares, los arrestaba y los echaba en la prisión.
El libro de los Hechos capítulo nueve nos relata que un día cuando Saulo estaba camino a Damasco para arrestar a cristianos, fue derribado por la luz más brillante que había visto jamás. Cayó al suelo y escuchó una voz del cielo que decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
Saulo dijo: "¿Quién eres, Señor?" El Señor contestó: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues". El Señor Jesús estaba en el cielo, y sin embargo, dijo que Saulo lo estaba persiguiendo a El porque Saulo estaba persiguiendo a los creyentes que son Su cuerpo espiritual aquí en la tierra.
Saulo se salvó de manera maravillosa y llegó a ser el gran apóstol Pablo quien escribió mucho del Nuevo Testamento. Hablando de sí mismo y de todos los demás creyentes, Pablo escribió:
Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos…Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia (Efesios 5:30, 32).
¿Cuándo empezó a existir la iglesia?
La iglesia empezó a existir en el Día de Pentecostés. La iglesia había estado en la mente de Dios desde la eternidad pasada, pero se formó el Día de Pentecostés.
La palabra "pente" significa "cincuenta", el Día de Pentecostés llegó exactamente 50 días después de la resurrección del Señor Jesús.
Antes de que Él regresara al cielo, el Señor Jesús les había dicho a Sus discípulos que fueran a todo el mundo y predicaran el Evangelio a toda persona. Pero también les dijo que esperaran la venida del Espíritu Santo.
El Día de Pentecostés, 120 discípulos estaban reunidos en el aposento alto de una casa en Jerusalén. Estaban orando y esperando la venida del Espíritu Santo.
Repentinamente escucharon un ruido del cielo que parecía un viento fuerte. Llenó el cuarto donde estaban sentados. Y "lenguas de fuego" se posaron sobre cada discípulo. Todos fueron llenos del Espíritu Santo.
¡Y sucedió algo más—se formó la iglesia! El Día de Pentecostés, el Espíritu Santo unió a 120 creyentes en un solo cuerpo espiritual—el cuerpo de Cristo.
A través del Espíritu Santo, los discípulos fueron unidos el uno al otro y al Señor Jesucristo glorificado como su Cabeza. Antes de eso, eran 120 creyentes individuales y separados, pero ahora eran "la iglesia"—el cuerpo espiritual de Cristo. La Biblia dice:
Porque por un solo Espíritu [los creyentes] fuimos todos bautizados en un cuerpo… (1 Corintios 12:13).
Ese día el Evangelio se predicó y 3,000 personas creyeron en el Señor Jesús y fueron salvas. El Espíritu Santo agregó estos nuevos creyentes al cuerpo de Cristo. Después de esto, otros se salvaron diariamente, y ellos también fueron agregados al cuerpo de Cristo. La Biblia dice:
Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres (Hechos 5:14).
Ahora, cada vez que una persona cree en el Señor Jesús, es salva, e inmediatamente es puesta en el cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo.
Todos los creyentes son miembros del cuerpo de Cristo.
Al principio la iglesia tenía sólo creyentes judíos. Más adelante el Evangelio se predicó a gentiles (personas que no son de la raza judía). Muchos de ellos creyeron y fueron agregados a la iglesia, el cuerpo espiritual de Cristo. Los creyentes judíos y gentiles fueron hechos uno en Cristo.
¡Esto fue una cosa maravillosa! ¿Por qué? Por causa del odio que existía entre los judíos y los gentiles. Cada uno consideraba que era mejor que el otro.
¿Cómo enfrentó Dios el odio entre judíos y gentiles? ¡Lo enfrentó en la cruz! Todos los creyentes, tanto judíos como gentiles fueron "crucificados con Cristo". Con los judíos y gentiles Dios hizo "un nuevo Hombre"—Jesucristo es la Cabeza de todos los creyentes que forman Su cuerpo espiritual. La Biblia dice:
Porque él [Cristo] es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno… para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz (Efesios 2:14-15).
Dios ha hecho de todos los creyentes un cuerpo en Cristo. Esto es lo contrario a lo que somos por naturaleza. La vida que todos recibimos de Adán es la vida que es egoísta y egocéntrica.
¿Qué sucedió cuando Dios nos salvó?
Nos puso en Cristo en la cruz. Fuimos crucificados con Él. En Cristo yo morí a mi vieja vida de egoísmo e independencia. A través de mi resurrección con Cristo he llegado a ser, no sólo una nueva persona en Cristo, sino un miembro del cuerpo de Cristo.
Hay siete lazos fuertes que unen a todos los verdaderos creyentes.
La Biblia nos dice que hay siete lazos fuertes que unen a todos los nuevos creyentes—los que han nacido de nuevo por el Espíritu de Dios.
Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos (Efesios 4:4-6).
Hay UN CUERPO
Cada persona que ha recibido al Señor Jesucristo como Señor y Salvador es un miembro del cuerpo de Cristo. Cristo tiene un solo cuerpo y todos los creyentes son miembros de Su cuerpo.
Sin importar el color de la piel de la persona, ni su raza o nacionalidad, o su nivel social, su riqueza o pobreza, si es hijo de Dios, es miembro del cuerpo de Cristo y uno con todos los que han nacido de nuevo. La Biblia dice:
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros…así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros (Romanos 12:4-5).
Hay UN ESPIRITU
Cada creyente tiene al Espíritu Santo viviendo en él. Puesto que el Espíritu Santo es un Espíritu, Él nos hace uno con todos los demás creyentes. La Biblia dice:
Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él (1 Corintios 6:17).
Hay UNA ESPERANZA
Cada creyente tiene la misma esperanza—la esperanza de estar con el Señor para siempre en gloria. Esta esperanza es segura porque Cristo vive en nosotros. La Biblia dice:
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria (Colosenses 3:4).
Hay UN SEÑOR
Hay un solo Señor—el Señor Jesucristo. Todos los que le sirven están sirviendo al mismo Señor y son uno con Él.
Hay UNA FE
Los verdaderos creyentes pueden tener diferencias sobre algunos asuntos, pero hay una sola fe que todos tienen en común—la fe de creer que Jesucristo es el Hijo de Dios y que murió por sus pecados y resucitó de la tumba. Esta es la fe por medio de la cual cada hijo de Dios es salvo. La Biblia dice:
Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús (Gálatas 3:26).
Hay UN BAUTISMO
Cada creyente ha sido bautizado en el cuerpo de Cristo. Esto no es obra del hombre, sino del Espíritu Santo por medio del cual todos los que creen en el Señor Jesús son hechos miembros de Su cuerpo. La Biblia dice:
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo… (1 Corintios 12:13a).
Hay UN DIOS y UN PADRE
Hay un solo y verdadero Dios—el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Todos los que han nacido de nuevo son miembros de Su familia y tienen el mismo Padre celestial.
Dios ha sacado la iglesia, el cuerpo de Cristo, de la raza pecaminosa y egocéntrica de Adán. Cristo es la Cabeza de todos los creyentes que son miembros del cuerpo de Cristo. A través de la iglesia, Dios está dando a conocer Su gran sabiduría y poder.
"Padre, yo creo y ahora veo que no sólo soy una nueva persona en Cristo, sino que también soy miembro del cuerpo de Cristo. Ayúdame a ver que el cuerpo de Cristo es uno y que todos los verdaderos creyentes son miembros del mismo cuerpo".