bajo un acuerdo especial con
presenta "Exploradores serie 2"
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Lección 9: Mi Enemigo Satanás
Querido(a) amigo(a):
Los cristianos son llamados a ser “buenos soldados” del Señor Jesucristo y a “luchar una buena guerra”. La razón por la que la vida del cristiano es una guerra es porque tenemos un terrible enemigo que busca destruirnos. Ese enemigo es Satanás.
El Señor Jesucristo ya venció a Satanás. Un día Satanás y todos sus seguidores serán lanzados al lago de fuego.
Pero por ahora, Satanás esta yendo alrededor de la tierra como un león rugiente, buscando a quien destruir. Satanás es un terrible enemigo y tiene mucho poder, pero no tengo que temerle. ¿Por qué? Porque Cristo vive en mí. La Palabra de Dios dice: “…fortalécete en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10).
Jesucristo, quien vive en mí, es Dios y Él es el Vencedor sobre Satanás: La Biblia dice: “…mayor es el que está en vosotros [Cristo] que el que está en el mundo Satanás]” (1 Juan 4:4).
El objetivo de Satanás es destruir a las personas, y la forma que lo hace es al engañarlos. Tú engañas a una persona cuando haces que él/ella crea una mentira. Es lo mismo que un pescador hace para pescar un pez.
Hay un lindo lago para pescar en el campo. Un gran pez vive allí. Por años los pescadores han intentado pescar ese gran pez, pero nunca lo han logrado. ¿Por qué? Porque ese pez tiene un lugar de seguridad, debajo de la raíz de un gran árbol. Nadie lo puede pescar ahí.
¿Cómo hace el pescador para ir tratando de pescar ese gran pez? ¿Crees que hace un bonito fogón y pone sobre éste un sartén para freír, cuelga un gancho en frente del pez, y le dice: "Ven, pececito, muerde ese gancho, para que te pueda pescar y comerte"? ¡No, él no hace eso!
¿Entonces que hace el pescador? Él se desliza silenciosamente detrás de la raíz del gran árbol, para que el pez no lo pueda ver. Luego pone un anzuelo al gancho de la caña de pescar que sabe que lo atraerá. También pone un bonito y jugoso gusano con el anzuelo y lo cuelga frente al pez.
¡La batalla está desarrollándose! ¡El pez está hambriento—realmente hambriento! Él no ha comido por varios días, y ese gusano en verdad se ve delicioso.
Finalmente, su deseo vence su precaución. Él se convence que él puede lanzarse hacia el gusano, agarrarlo y devolverse rápidamente bajo la raíz del árbol.
¡Él lo agarra! ¡Él tiene el gusano! Sí, pero él agarró algo más, él mordió el gancho y pronto estará en el sartén.
¿Por qué fue atrapado el pez? Fue atrapado porque fue engañado. Ese gusano se veía bueno para él, pero no sabía acerca del gancho. Esa es la forma en que Satanás nos engaña.
¡Satanás nos conoce! Él ha estado engañando durante miles de años, y sabe exactamente que “carnada” usar con cada uno de nosotros.
Satanás me tienta en mi punto débil. Él te tienta en tu punto débil. Satanás sabe exactamente que usar para tentarnos a cada uno de nosotros. La Biblia dice: “…cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia [su punto débil] es atraído [tentado]…” (Santiago 1:14).
No es pecado ser tentado. El Señor Jesús fue tentado, pero Él nunca pecó. Nosotros pecamos cuando cedemos a la tentación y le decimos “sí”.
La “Gran Mentira” de Satanás es esta: el pecado te hará feliz, y no habrá malas consecuencias. En películas y en televisión, tú puedes ver a personas haciendo toda clase de cosas pecaminosas; sin embargo todos parecen estar felices, y nadie parece sufrir las consecuencias de sus acciones.
¡Eso es mentira! Siempre habrá consecuencias por el pecado. La Biblia dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Todo granjero conoce la ley de sembrar para cosechar. Lo que tú siembras es lo que recoges. Lo mismo es en el reino espiritual. La Biblia dice: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción [algo malo]…” (Gálatas 6:8).
Un hombre joven fue muy malo e inmoral en sus años de adolescente, en ese proceso él contrajo una enfermedad de transmisión sexual o enfermedad venérea.
Con el paso del tiempo él modificó su comportamiento, se estableció en los negocios y se casó con una hermosa mujer. Esta pareja tuvo un hijo que nació de su unión—nació ciego, por causa de la enfermedad de su padre. Poco tiempo después la hermosa y joven esposa murió por causa de la misma enfermedad.
Una noche, este joven padre, con su corazón lleno de tristeza, tomó a su bebé en sus brazos y condujo su auto hasta el cementerio. Allí junto a la tumba de su esposa, él mató su pequeño bebé ciego y luego se suicidó.
Esta es una historia trágica. Nos muestra las terribles consecuencias que pueden ocurrir al creer las mentiras de Satanás y desobedecer a Dios.
Satanás usa mentiras para engañarnos. Él tiene muchos tipos de “carnada” para atraernos. Él nos dice que hacer esas cosas nos hará felices, pero eso es mentira. Siempre hay un “anzuelo” en las cosas que vienen de Satanás.
Una actitud rebelde. Satanás fue el primer rebelde, y una actitud rebelde es el espíritu de Satanás.
Sexo fuera del matrimonio. ¡Toda forma de sexo fuera del matrimonio es pecado! ¡Guarda el sexo para el matrimonio! Estarás feliz de haberlo hecho.
Música, películas y TV indecentes. Promueven las mentiras de Satanás. Cristo vive en ti. No hagas cosas que no le agraden a Él.
Programas de computador o Internet indecentes. No dejes que Satanás ponga suciedad en tu mente. ¡La mente limpia es invaluable!
Brujas, hechiceros, adivinadores de la fortuna. Estas cosas pertenecen al reino de Satanás. ¡Mantente alejado de ellos!
Beber alcohol, fumar, usar drogas. Dios dice que tu cuerpo es “el templo de Dios”. ¡No lo contamines!
¿Cómo podemos saber si algo es realmente bueno para nosotros, o si es una mentira de Satanás para engañarnos? Pregúntate a ti mismo: “¿Es esto de Dios o no?” Si no es de Dios, no es bueno. La Palabra de Dios dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto [de Dios]…” (Santiago 1:17).
Este verso dice que TODA buena dádiva [cosa buena] viene de Dios. Y viene en el tiempo de Dios y como Dios quiere. Si una “dádiva” no es de Dios, entonces es de Satanás. Y no es bueno, no importa qué tan bueno se pueda ver.
Al igual que ese gran pez tenía un lugar de refugio, nosotros también tenemos un lugar de refugio. Nuestro lugar de refugio es Cristo. La Biblia dice: “Todo aquel que permanece [se queda] en él, no peca…” (1 Juan 3:6).
Nosotros permanecemos en Cristo al confiar en Él y al obedecerle. Si confiamos en Cristo y le obedecemos, no tenemos que temer a Satanás. Nuestro enemigo, sin duda seguirá tratando de engañarnos y hacer que desobedezcamos a Dios, pero permanecemos en nuestro lugar de refugio, confiando en Cristo y obedeciendole.
Dios tiene grandes recompensas para los que le aman y obedecen. Una jóven llamada Juliana decidió quedarse sola, en vez de acompañar a algunas amigas que estaban envueltas en cosas pecaminosas. A sus amigas les parecía que ella se estaba perdiendo muchos de los placeres de los adolescentes. Pero con el tiempo Juliana tuvo su recompensa. Tiempo después una amiga escribió acerca de ella:
“Miren a Juliana, tiene una vida maravillosa y un esposo atractivo que la ama profundamente. Ella vive muy feliz. Juliana está disfrutando del fruto de su vida de obediencia.”
1. Yo tengo un terrible enemigo, Satanás, quien quiere destruirme. ÉL destruye a las personas al engañarlas.
2. La “Gran Mentira” de Satanás es: El pecado te hará feliz y no habrá malas consecuencias. Siempre hay un “gancho” en las cosas que vienen de Satanás.
3. Toda buena dádiva viene de Dios, y viene en el tiempo de Dios y cuando Dios quiere. Dios tiene grandes recompensas para aquellos que lo aman y obedecen.
“Padre, yo quiero complacerte. He decidido en mi corazón que no me contaminaré con las cosas que vienen de Satanás. Guárdame con tu poder, en el Nombre de Jesús, amén”.
CAPÍTULO NUEVE
El “Versículo Favorito”
Resumen del capítulo anterior:
La sanción para la escuela fue levantada cuando Carlos y los que estuvieron con él admitieron lo que hicieron. Rubén no convenció a Carlos que escogiera amigos diferentes.
En las siguientes semanas, las cosas estaban tranquilas. Un jueves, Daniel le preguntó a Rubén si podía acompañarlo a su casa, porque quería conocer a Rebeca. Rubén inmediatamente estuvo de acuerdo.
Cuando Rubén y Daniel entraron a la sala, Rebeca mostró una gran sonrisa y dijo: “Tú eres Daniel Ríos, ¿verdad? Me siento muy contenta que te estés sintiendo mejor otra vez”.
Daniel respondió: “Quería agradecerte por el cuadro, pero no sabía como. Entonces le pregunté a mi papá si él me dejaría hacer esto para ti, espero que te guste”. Tomó una caja que tenía detrás de su espalda y se la dio a ella con actitud tímida.
Rebeca abrió la caja con cuidado y dio un grito de alegría, diciendo: “Mamá ven a ver”. La caja contenía pequeñas figuras talladas de ovejas, venados, conejos, caballos y otros animales. Rebeca los sacó cuidadosamente y los puso en su regazo.
Mientras examinaba las figuritas la mamá de Rebeca dijo: “Que hermosas, ¿las hiciste tu mismo, Daniel? Las podrías vender”.
Daniel se veía avergonzado, y su sonrisa pronto comenzó a desvanecerse, movió su cabeza con tristeza y respondió: “Gracias, Sra. López. Yo acostumbraba hacerlas para mi hermana pequeña y ella jugaba con ellas todo el tiempo. Ella murió cuando solo tenia 6 años. Mi papá me dijo que nunca las volviera a hacer”.
Los ojos de Rebeca estaban llenos de lágrimas y dijo: “Oh, Daniel, lo siento mucho. ¿a tu padre le importó que tu hayas hecho estas para mí?”
“No”, respondió Daniel. “Yo le mostré el cuadro de 'El Buen Pastor' que tú me diste. Y le pregunté si podía hacer para ti algunas ovejas y otros animales. Él me respondió que si podía. Algunos veces lo he visto observando el cuadro que me diste. Él no ha estado tan enojado últimamente, y tampoco ha estado bebiendo tanto como antes”.
Rebeca dijo: “Me alegro que así sea, y voy a usar el 'versículo favorito' de Rubén, y a orar por tu papá todos los días”.
Mientras los chicos salían del patio de los López, Daniel volteó a mirar a Rubén con una expresión de desconcierto y preguntó: “¿Qué quiso decir Rebeca acerca de tu 'versículo favorito?'”
Rubén sonrió y comenzó a contarle a Daniel acerca de Juan 16:23 y como Dios había respondido sus oraciones acerca de la propiedad de los Fernández.
Daniel dijo: “Bueno, Carlos realmente necesita tus oraciones ahora. Escuché a algunos chicos hablar acerca de cómo Alejandro está planeando tomar represalias contra él, porque te ha visto con Carlos haciendo cosas juntos”.
Rubén preguntó con cara de preocupación: “¿Podemos hablar con el director o alguien más que puedan detener a Alejandro?”
Daniel movió su cabeza negativamente y dijo: “Yo pienso que no tenemos ninguna prueba. Tú mantén tu mirada en Carlos y yo te diré si oigo algo más”.
Rubén pasó la noche en su habitación tratando de pensar en que podría él hacer para ayudar a Carlos. Finalmente dijo: “Oh, estoy olvidando mi Espada Secreta”. Abrió su Biblia y comenzó a leer acerca de Elías orando que fuego viniera del cielo. La historia estaba tan interesante que él continuó leyendo. Finalmente tuvo tanto sueño que dejó de leer, entonces oró y se fue a la cama.
No fue hasta que estuvieron haciendo fila en el pasillo a la mañana siguiente cuando Rubén se dio cuenta que él había olvidado hacer su tarea de matemáticas se quejó diciendo: “Oh, no”.
Carlos preguntó: “¿Qué sucede?”
Rubén susurró: “Olvidé hacer mi tarea de matemáticas. ¡Estoy en problemas, chico! Tú sabes como es el Sr. Novoa”.
Carlos puso su cuaderno de matemáticas en la mano de Rubén y dijo con un susurro: “Toma, cópiala rápido y devuélvemela”.
Rubén se quedó mirando el cuaderno que Carlos había puesto en su mano. ¿Qué debería hacer? Casi todos lo hacían y le evitaría que estuviera en problemas. Repentinamente recordó uno de los primeros versículos que había memorizado de la Biblia, Salmo 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”.
La fila de estudiantes había comenzado a moverse hacia el salón de clases. Rubén le devolvió el cuaderno a Carlos. Carlos miró a Rubén con sorpresa, entonces se encogió de hombros y se sentó en su silla.
En la clase de matemáticas, el Sr. Novoa comenzó a recoger las tareas. Cuando le preguntó a Rubén por su tarea, Rubén respondió en voz baja: “Lo siento, señor, olvidé hacerla”.
El Sr. Novoa lo miró y luego dijo: “Supongo que no me podrás decir que fue lo que te mantuvo tan ocupado que te hizo olvidar hacer tu tarea”.
La cara de Rubén se puso roja, entonces miró al profesor y comenzó a tartamudear: “Estaba preocupado por un amigo y continué preguntándome cómo yo…yo…podría ayudarlo. Entonces yo…yo…me acordé de mi Espada Secreta y…”
El Sr. Novoa preguntó: “¿Tu qué?”
Rubén respondió: “Mi Espada Secreta. Ese es otro nombre para mi Biblia”. Y luego continuó con entusiasmo: “Yo leí acerca de Elías orando que fuego viniera del cielo. Y entonces pensé en mi 'versículo favorito'—aquel que dice que cualquier cosa que pidamos a Dios en el Nombre de Jesús, Él nos lo dará. Así que oré y me fui a la cama…y…por eso…es que olvidé la tarea, Sr. Novoa”.
¿Qué hará el Sr. Novoa?
¿Qué le sucederá a Rubén?