bajo un acuerdo especial con
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"La Nueva Vida en Cristo (Curso 3)"
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"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…" 2 Corintios 5:17
Lección 12: Un Nuevo Poder
Cada cristiano tiene dentro de sí dos poderes opuestos: la carne y el Espíritu. El Espíritu Santo quiere que nosotros hagamos la voluntad de Dios, pero la carne quiere que nos agrademos a nosotros mismos. Pensemos unos momentos en estos dos poderes.
LA CARNE.
Todo el mundo nace con una naturaleza pecaminosa que la Biblia llama "la carne". Esta naturaleza pecaminosa es la única naturaleza que los inconversos tienen.
EL ESPÍRITU.
Cuando nacemos de nuevo, algo maravilloso sucede. El Espíritu Santo viene a morar en nosotros. Así que el cristiano tiene dentro de sí la carne y el Espíritu.
ALGUNOS CRISTIANOS CREEN que su vieja naturaleza fue destruida o quitada cuando aceptaron a Cristo, pero eso no es cierto. Dios no nos quita la vieja naturaleza pecaminosa cuando nos salva; en vez de eso nos da su Espíritu para vencerla.
Mientras estemos en esta vida, tendremos la naturaleza carnal, la cual siempre se opondrá al Espíritu de Dios que está en nosotros. La Biblia dice:
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí (Gálatas 5:17).
En esta lección queremos considerar a este enemigo dentro de nosotros: la carne. Queremos ver de dónde vino, qué sucede cuando gobierna nuestra vida y cómo podemos vencerla.
¿Qué es "la carne"?
La carne es la naturaleza humana sin Dios. Es lo que somos en nosotros mismos separados de Dios. En la Biblia Dios dice muchas cosas acerca de la carne y ¡ninguna de ellas es buena! He aquí cinco de ellas:
1. La carne es muy pecaminosa.
2. La carne no obedecerá a Dios.
3. La carne no puede conocer a Dios.
4. La carne no puede agradar a Dios.
5. La carne no puede mejorarse.
En la lección pasada, aprendimos que una forma en que la carne se manifiesta es el "Yo," que siempre desea que las cosas se hagan a "nuestro" modo. Pero hay otra parte de la carne que tiene que ver con las codicias pecaminosas y deseos del cuerpo. Aun después de quitar al "Yo" del trono de nuestro corazón y hacer a Cristo nuestro Rey, todavía somos tentados por la lujuria (inmoralidad) y los deseos de nuestro cuerpo.
¿De dónde vino la carne?
La carne vino de Adán. Dios quiso que Adán fuera gobernado por el Espíritu de Dios, pero Adán Le desobedeció. Cuando hizo esto, murió espiritualmente. Adán fue separado del Espíritu de Dios. Su alma y cuerpo se volvieron pecaminosos.
En vez de ser gobernado por el Espíritu de Dios, Adán ahora era gobernado por su alma y su cuerpo pecaminosos, a lo cual la Biblia llama "la carne". Por el hecho de que él era el principio de la raza humana, Adán pasó su naturaleza pecaminosa a toda la raza humana.
¿Qué sucede cuando la carne gobierna?
¿Sabes lo que pasó cuando la carne logró el dominio sobre el hombre? ¡Su cuerpo se convirtió en "una fábrica de pecados"! Todos sabemos lo que es una fábrica. Una fábrica es un edificio que se usa para manufacturar ciertos productos.
CUANDO LA CARNE LOGRÓ EL DOMINIO del hombre, hizo de su cuerpo una "fábrica de pecados". El mismo Señor Jesús nos dijo lo que esta fábrica produce. Él dijo:
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre (Marcos 7:21-23).
Cómo trató Dios con la carne
Ya hemos visto que la carne no es destruída o quitada cuando aceptamos a Cristo. La carne es tan pecaminosa como lo era antes de que fuéramos salvos. Nunca se puede convertir en algo bueno.
PARA SALVARNOS COMPLETAMENTE, Dios tuvo que cerrar "la fábrica de pecados". Él no sólo tuvo que perdonar nuestros pecados, sino también tuvo que tratar con la carne.
¿QUÉ HIZO DIOS? El nos crucificó con Cristo. Dios puso la muerte de Cristo entre nosotros y la carne. ¿Para qué? Para que ya no fueramos gobernados por la carne. Romanos 6:6 nos dice que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con Cristo para que la carne fuera hecha ineficaz.
DIOS HA CONDENADO EL PECADO EN LA CARNE. La carne todavía está con nosotros, pero no tiene derecho de ejercer dominio sobre nosotros. Su poder sobre nosotros está quebrantado. Podemos pecar, pero no es necesario que pequemos. Podemos decir ¡No! a la carne. La Biblia dice:
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne (Romanos 8:12).
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias (Romanos 6:12).
Dios nos dio un nuevo poder
Dios no solamente condenó la carne en la cruz, sino que hizo otra cosa. Nos dio un nuevo poder. Ese nuevo poder es el Espíritu Santo. La Biblia dice:
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo… (Gálatas 4:6).
¿Quién es el Espíritu Santo?
¡El Espíritu Santo es Dios! Él no es solamente una mera influencia para el bien. ¡Él es una Persona! Nunca debemos referirnos al Espíritu Santo como "algo". ¡El Espíritu Santo es una Persona y Él es Dios! Necesitamos tener presente en todo tiempo esta gran verdad: "El Espíritu de Dios dentro de mí es una Persona. Dios vive en mi corazón".
EL ESPÍRITU SANTO ES EL DON DE DIOS a cada uno de Sus hijos. Todo creyente en el Señor Jesucristo tiene el Espíritu Santo morando en él. Y, una vez que el Espíritu Santo ha venido a morar en nuestro corazón, nunca nos dejará. El Señor Jesús dijo:
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan 14:16).
¿Qué hace el Espíritu Santo?
La obra del Espíritu Santo dentro de nosotros es de dos aspectos:
1. El lucha contra la carne.
2. El produce la vida de Cristo en nosotros.
Consideremos esta obra doble del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo lucha en contra de la carne
El poder de la carne dentro de nosotros es muy fuerte. Es demasiado fuerte para nosotros y domina nuestra voluntad. Hacemos cosas que en realidad no deseamos hacer. Aun el apóstol Pablo no pudo vencer la carne en sus propias fuerzas. Él dijo:
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago (Romanos 7:19).
Pero Dios no nos ha dejado intentar vencer la carne con nuestra propia fuerza. Él nos ha dado un nuevo poder: El Espíritu Santo, y el Espíritu Santo ha entrado en batalla contra la carne, a favor nuestro.
ÉL ES EL ESPÍRITU SANTO. Esto quiere decir que Él odia el pecado. Está contra todo pecado en nuestra vida. La carne quiere que pequemos, pero el Espíritu Santo está contra el pecado. La Biblia dice:
Porque el deseo de la carne (lucha) es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne (Gálatas 5:17).
¿CUÁL ES MÁS PODEROSO, la carne o el Espíritu? El Espíritu, por supuesto. Pero el Espíritu Santo no anula nuestra propia voluntad. Tenemos que elegir ser librados de las obras de la carne.
Supongamos, por ejemplo, que tenemos muy mal genio. Esta es una obra de la carne. Tenemos que hacer una elección. ¿Vamos a permitir que nos siga gobernando, o escogemos ser librados de el?
DIOS DICE que la carne no debe gobernarnos; en cambio, hay que darle muerte. ¿Estamos de acuerdo con Dios en esto? ¿Elegimos ser librados de esa obra de la carne? Entonces, contando con nuestra muerte con Cristo, pidamos al Espíritu Santo que Él dé muerte a los malos deseos y hechos de la carne y confiemos en que Él lo hará. La Biblia dice:
Si por el Espíritu mortificáis (hacéis morir) las obras de la carne, viviréis (Romanos 8:13b).
El Espíritu Santo produce la vida de Cristo en nosotros
El Espíritu Santo no solamente lucha contra la carne, sino que hace algo más. Produce la vida de Cristo en nosotros. El Señor Jesús dijo:
Él me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber (Juan 16:14).
Cristo es santo… manso… amoroso… puro… bondadoso… paciente… desinteresado… fiel. El Espíritu Santo toma estas cualidades de Cristo y las hace reales en nuestra vida. Hace que la vida de Cristo sea nuestra vida.
"EL FRUTO DEL ESPÍRITU" es sencillamente la vida de Cristo en nosotros. La Biblia nos dice cómo se manifiesta esa vida:
…el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza… (Gálatas 5:22-23).
Dos Caminos
COMO CRISTIANOS, hay dos poderes dentro de nosotros, por lo tanto siempre habrá dos caminos ante nosotros. Podemos andar en la carne, o andar en el Espíritu.
ANDAR EN LA CARNE quiere decir estar bajo el dominio de la carne; andar en el Espíritu quiere decir estar bajo el dominio del Espíritu Santo.
Ya hemos visto lo que pasa cuando la carne gobierna al hombre. Estos pecados terribles de la carne son posibles en la vida de cada persona inconversa. También son posibles en la vida de un cristiano. No hay ni un pecado de la carne que no seamos capaces de cometer.
La Biblia nos advierte:
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga (1 Corintios 10:12).
¿Cómo podemos vencer la carne?
Para evitar satisfacer los deseos de la carne, debemos andar en el Espíritu. Esto quiere decir que debemos estar bajo el dominio del Espíritu Santo. El apóstol Pablo escribió:
Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne (Gálatas 5:16).
¿Cómo andamos en el Espíritu?
Para andar en el Espíritu, son necesarias tres cosas:
1. Tenemos que fijar nuestra mente en las cosas del Espíritu.
2. Tenemos que ceder al Espíritu.
3. Tenemos que confiar en el Espíritu.
Pensemos en estas tres cosas.
Para andar en el Espíritu…
tenemos que fijar nuestra mente en las cosas del Espíritu.
Debemos principiar cada día teniendo un período de tiempo devocional a solas con Dios, leyendo Su Palabra y hablando con Él en oración.
DIARIAMENTE, cada vez que podamos, debemos volver nuestra mente a Cristo y a Su Palabra. Mientras que llenamos nuestra mente con las cosas del Espíritu, estamos conscientes de Su dominio en nuestra vida. Por el contrario, si llenamos nuestra mente con las cosas de la carne, nos llevará al pecado y a la pérdida de nuestra comunión con Dios. La Biblia dice que "el ocuparse o fijar su mente en la carne" es muerte, pero "el ocuparse del Espíritu" es vida y paz (Romanos 8:6).
¿EN QUÉ PONEMOS LA MENTE? ¿Cuáles son las cosas que nos ocupan? ¿Cuáles son las cosas en que gastamos nuestro tiempo y nuestro dinero? Procuremos conocer su origen. ¿Son del Espíritu o son de la carne?
Para andar en el Espíritu…
tenemos que ceder al Espíritu.
La palabra "ceder" quiere decir "rendirse" o "cesar la resistencia a una cosa". Debemos decir ¡Sí! al Espíritu Santo, y debemos decir ¡No! a la carne. En vez de ceder a la carne, debemos darle muerte por medio del Espíritu Santo. La Biblia dice:
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24)
Para andar en el Espíritu…
tenemos que confiar en el Espíritu.
No podemos vencer la carne con nuestra propia fuerza. Es el Espíritu Santo quien vence a la carne, y Él hace esto conforme confiamos en Él. A medida que dependemos de Él, Él produce la vida de Cristo en nosotros, y la vida de Cristo vence a la carne.