bajo un acuerdo especial con
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"La Nueva Vida en Cristo (Curso 3)"
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"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…" 2 Corintios 5:17
Lección 10: Un Reino Nuevo
En la lección anterior aprendimos la verdad maravillosa de que somos uno con el Señor Jesucristo. De la manera como el pámpano está unido a la vid, así también nosotros estamos unidos al Señor Jesús en una unión viviente. Estamos en El y su vida está en nosotros.
CON TODAS LAS BENDICIONES MARAVILLOSAS que tenemos en Cristo, podríamos pensar que la vida cristiana es fácil, pero eso no es verdad. Tenemos muchos enemigos poderosos: el pecado, el "yo", el mundo, la carne y el mismo Satanás. En esta lección consideraremos el problema del pecado en la vida del cristiano.
AL SER SALVOS, nos sentimos llenos de gozo. Nuestros pecados son perdonados y tenemos paz con Dios. Deseamos agradar a Dios en todo lo que hacemos. Tal vez pensamos que el pecado no nos molestará más, pero descubrimos que no es así.
TARDE O TEMPRANO nos encontramos pensando malos pensamientos y haciendo cosas indebidas. Acudimos a Dios, confesamos nuestros pecados y recibimos perdón, pero luego volvemos a hacer las mismas cosas de nuevo. Lo que ocurre es que estamos bajo el poder del pecado.
Algunos cristianos no toman esto tan seriamente como debieran. Mientras que puedan acudir a Dios y recibir su perdón, piensan que todo marcha bien. Pero no es así. Es cosa terrible para el cristiano continuar en el pecado. Entristece al Espíritu Santo y trae vergüenza al nombre del Señor Jesús.
EL APÓSTOL PABLO trató este asunto del pecado en la vida de un cristiano al escribir:
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en el? (Romanos 6:1-2).
Para el apóstol Pablo era imposible pensar que nosotros, como cristianos, continuáramos pecando. ¿Por qué? Porque hemos "muerto al pecado".
En esta lección aprenderemos lo que Pablo quiso decir cuando dijo que "morimos al pecado". Veremos cómo el Señor Jesucristo nos libró del reino de las tinieblas donde reina el pecado. Descubriremos el secreto de ser librados del poder del pecado.
"Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores…" Romanos 5:19
En primer lugar, veamos cómo nos metimos en el reino de las tinieblas y bajo el poder del pecado. Luego veremos cómo el Señor Jesús nos libró de ellos.
El pecado entó al mundo por Adán
EL PRIMER HOMBRE, ADÁN, fue creado sin pecado, pero desobedeció a Dios y trajo el pecado al mundo. La muerte vino como resultado del pecado. La Biblia dice:
Por tanto como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5:12).
CUANDO ADÁN SE REBELÓ CONTRA DIOS, se puso de parte de Satanás, el primer rebelde. Así, Adán entró al reino de las tinieblas y bajo el poder del pecado. Dios creó a Adán para gobernar, pero, en vez de esto, llegó a ser esclavo del pecado y de Satanás.
Puesto que Adán fue el principio de la familia humana, llevó toda la raza humana al reino de tinieblas y bajo el poder del pecado. Todos los hombres llegaron a ser esclavos del pecado.
NUESTRA CONDICIÓN PARECÍA IRREMEDIABLE. Estábamos cortados de la vida de Dios. Estábamos en el reino de tinieblas de Satanás. Eramos pecadores por naturaleza y esclavos del pecado. Pero Dios nos amó e hizo algo para remediar nuestra condición terrible. Nos dio un Salvador, el Señor Jesucristo.
¿QUÉ HACE UN SALVADOR? Te libra de algo. El Señor Jesús vino para librarnos del reino de las tinieblas y liberarnos del poder del pecado. El Señor Jesús dijo:
El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido… Para pregonar libertad a los cautivos… poner en libertad a los oprimidos (Lucas 4:18).
Necesitamos detenernos aquí y considerar dos preguntas muy importantes:
¿Cómo entramos en la familia pecaminosa de Adán? Entramos por medio del nacimiento. Hay solamente una forma de entrar en la raza humana y eso naciendo de ella.
¿Cómo salimos de la familia de Adán? Salimos por medio de la muerte. Entramos por el nacimiento, y salimos por la muerte.
PARA LIBRARNOS, el Señor Jesús se hizo hombre. La Biblia dice:
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte… al diablo, y librar a todos los que… estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (Hebreos 2:14-15).
El Señor Jesús vivió en este mundo como un hombre, pero no tuvo naturaleza pecaminosa como nosotros. Él mismo nunca estuvo bajo el poder del pecado. Pero el Señor Jesús vino para librarnos a nosotros del reino de las tinieblas y del poder del pecado.
EN LA CRUZ, EL SEÑOR JESÚS TOMÓ NUESTRO LUGAR en el reino de las tinieblas. En la cruz, nuestros pecados fueron puestos sobre Él. La Biblia dice:
Al que no conoció pecado (el Señor Jesucristo), por nosotros (Dios) lo hizo pecado… (2 Corintios 5:21).
¿QUÉ PASÓ cuando nuestros pecados fueron puestos sobre el Señor Jesús? Él murió por ellos. La Biblia dice, "Cristo murió por nuestros pecados".
¿QUÉ PASÓ cuando el Señor Jesús murió? Cuando el Señor Jesús murió, salió del reino de tinieblas donde el pecado impera (reina). La Biblia dice:
Porque en cuanto murió, alpecado murió… (Romanos 6:10).
El Señor Jesús no sólo murió, sino también fue sepultado y resucitó al tercer día. Resucitó en un reino nuevo; el reino de luz. Resucitó para convertirse en el principio de una raza nueva: los hijos de Dios. Por su muerte y resurrección pasó del reino de las tinieblas y entró al reino de la luz. Este reino se llama "el reino del bendito Hijo de Dios" porque el Señor Jesucristo reina en el.
Cristo nos llevó con Él
Ahora llegamos a una de las verdades más asombrosas de toda la Biblia.
Cuando Cristo pasó del reino de las tinieblas y entró al reino de luz, ¡nos llevó con Él! ¿Por qué? Porque estábamos en Él. Dios nos colocó en Cristo.
¿DÓNDE NOS COLOCÓ DIOS en Cristo? ¡Nos puso en Cristo en la cruz! Cuando Cristo fue crucificado, nosotros fuimos crucificados con Él. Cuando Él murió, nosotros morimos con Él.
Esta es una gran realidad: que morimos con Cristo. Es la verdad de cada creyente. No solamente murió Cristo por nosotros, sino que nosotros morimos juntamente con Él.
¿QUÉ PASÓ cuando morimos con Cristo? Salimos del reino de las tinieblas donde impera el pecado.
NO SÓLO MORIMOS CON CRISTO, sino fuimos sepultados con Él, y fuimos resucitados con Él. La Biblia dice que Dios "nos dio vida juntamente con Cristo".
¿QUÉ PASÓ cuando resucitamos con Cristo? Resucitamos a un nuevo reino: el reino del amado Hijo de Dios. Por nuestra muerte, nuestra sepultura y resurrección con Cristo, hemos sido librados del reino de las tinieblas y trasladados al reino del amado Hijo de Dios. La Biblia dice:
Dando gracias al Padre que… nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo … (Colosenses 1:12-13).
¿Qué significa esto para nosotros?
SIGNIFICA QUE EN CRISTO HEMOS SIDO LIBRADOS de la autoridad del pecado. Cuando estábamos en el reino de las tinieblas, el pecado podía mandarnos y teníamos que obedecer. Pero ahora hemos sido librados del reino donde impera el pecado.
¿CÓMO FUIMOS LIBRADOS? Fuimos librados por nuestra muerte con Cristo. Fuimos crucificados con Él. Cuando Él murió, nosotros morimos. Cuando Él resucitó, nosotros resucitamos con Él. Ya no estamos en el reino donde impera el pecado.
Satanás trata de evitar que los cristianos aprendan esta gran verdad: que han sido librados de su reino de tinieblas. Pero hemos aprendido el secreto.
¿CUÁL ES EL SECRETO DE LA VICTORIA SOBRE EL PECADO? El secreto es éste: en Cristo, morimos al pecado. Ya no estamos en el reino donde impera el pecado. El pecado ya no tiene derecho de reinar sobre nosotros. Cristo es nuestro nuevo Señor. ¿Debemos seguir pecando cuando no es necesario? ¡Por supuesto que no! El apóstol Pablo dijo:
Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? (Romanos 6:2).
¿QUERRÁ DECIR ESO que ahora no podemos pecar? No. No quiere decir eso. Mientras que estamos en esta vida, somos capaces de pecar. Pero Dios ha hecho posible que no pequemos. Ya que hemos sido librados de la autoridad del pecado, podemos rechazar su dominio sobre nosotros. Podemos pecar, ¡pero no tenemos que pecar!
Cuando estábamos en el reino de las tinieblas, el pecado era nuestro amo, y teníamos que obedecerlo. Pero ahora estamos en el reino del Hijo de Dios, y el pecado ya no es nuestro amo.
¿QUERRÁ DECIR ESO que ya no seremos tentados a pecar más? No, no quiere decir eso. En realidad, parece que cuando de veras queremos vivir una vida santa, somos tentados más que nunca. Pero el poder del pecado sobre nosotros ha sido roto. El pecado nos puede tentar pero no puede hacernos obedecerlo. Podemos reclamar nuestra libertad de su poder. La Biblia dice:
El pecado no se enseñoreará de vosotros… (Romanos 6:14).
"¿CÓMO RECLAMO MI LIBERTAD DEL PODER DEL PECADO?" Primero, tienes que contar con el hecho que, en Cristo, tú moriste al pecado. Segundo, tienes que escoger no pecar.
DA POR CIERTO EL HECHO de que en Cristo, moriste al pecado.
La Biblia dice:
Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús (Romanos 6:11).
La palabra "consideraos" quiere decir "teneos por". Dios nos ha dicho que, en Cristo, hemos muerto al pecado. Esta es nuestra posición en Cristo, y debemos contar con ella. Recuerda:
ESCOGE NO PECAR.
La Biblia dice:
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias (Romanos 6:12).
¿Qué dice este versículo? Dice: "¡No dejes que el pecado reine en ti!" ¿Por qué? Porque ya moriste a el.
¿HAS SIDO VENCIDO vez tras vez por un cierto pecado? ¿Por qué no demandas tu libertad de su poder? Cuando estés tentado por ese mismo pecado, puedes decirle: "Rehúso ceder. Por el hecho de mi muerte con Cristo, yo morí a ti. Tú no reinarás sobre mí".
LUEGO, DIRÍGETE A DIOS y dile: "Padre, tu Palabra dice que el pecado no se enseñoreará de mí. Señor, cumple tu Palabra en mí y hazme libre del poder de este pecado". Dios es fiel y lo hará.
RECUERDA: La tentación no es pecado. El Señor Jesús fue tentado, pero nunca pecó. Tú serás tentado, pero puedes decir, "¡NO!" a la tentación. Puedes demandar tu libertad del poder del pecado. Puedes hacer tuya la promesa maravillosa de Dios: "El pecado no se enseñoreará de vosotros".
Vuelve a leer esta lección varias veces. Estúdiala con mucho cuidado. Pide a Dios que te revele estas grandes verdades.