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presenta "Mejores Amigos serie 2"
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Serie 2 Lección 2: Jesús es el "Dios-Hombre"
Querido(a) amigo(a):
¡El Señor Jesús es la Persona más maravillosa en todo el universo! Él es diferente a cualquier otra persona que haya vivido. Su venida al mundo fue diferente a la nuestra. Él nunca cometió ni un solo pecado. Él decía ser Dios. Él hizo cosas que solo Dios puede hacer.
¿Es Jesús realmente Dios?
¡Sí, lo es! Setecientos años antes de Jesús nacer, el profeta Isaías escribió acerca de Él, “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado…y se llamará su nombre Dios Fuerte…” (Isaías 9:6).
¡Dios ha estado aquí en la tierra! Jesucristo, Dios el Hijo, ¡estuvo aquí! El apóstol Pablo dijo, “…grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado (visto) en carne…” (1 Timoteo 3:16).
El Hijo de Dios se hizo hombre.
Una de las cosas asombrosas acerca de Dios es que El ama a los pecadores. Él nos ama tanto que Él envió a Su Hijo al mundo para salvarnos de nuestros pecados. La Biblia dice, “…el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo” (1 Juan 4:14).
Hay otra razón por la que Dios envió a Su Hijo al mundo—Dios quería que supiéramos como Él es. Las personas tienen muchas ideas erradas acerca de Dios. ¿Cómo puede Dios mostrarnos cómo Él es en realidad? Sólo había una manera—Dios tuvo que volverse hombre y vivir en la tierra entre las personas.
¡Eso es exactamente lo que pasó! El Señor Jesús es Dios el hijo. Él vino a la raza humana como un pequeño bebé, y vivió entre la gente por 33 años. La Biblia dice, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer [nos ha mostrado como Dios es]” (Juan 1:18).
Jesús es el Dios-hombre
Jesús era realmente un hombre; sin embargo, era verdaderamente Dios. Él mostró que Él era Dios haciendo cosas que sólo Dios puede hacer. En una ocasión Jesús estaba con sus discípulos en una pequeña barca. Jesús estaba cansado y se durmió en la barca.
Mientras Jesús estaba durmiendo, surgió una terrible tormenta. Los discípulos pensaron que el viento y las olas hundirían la pequeña barca. Estaban atemorizados, así que despertaron a Jesús diciendo, “Señor, ¡sálvanos!”
Jesús se puso de pies y le habló al viento y a las olas diciendo, “¡Quédate quieto!” Inmediatamente el viento dejó de soplar y el mar se calmó. Los discípulos estaban maravillados. Ellos dijeron, “¿Pues quién será éste, que hasta los vientos y el mar lo obedecen?” (Mateo 8:27).
Jesús nos ensenó que Dios es bondadoso y bueno, y que Él tiene amor y compasión para las personas cuando están afligidas y llenas de tristeza.
En una ocasión, una procesión funeral pasó por delante de Jesús. Todas las personas estaban llorando. El único hijo de una viuda había muerto y ellos estaban camino a enterrarlo.
Esta pobre mujer no tenía un esposo que la ayudase, y su único hijo había muerto. Estaba llorando desconsolada. Jesús tuvo piedad de ella y le dijo que no llorara.
Luego le habló a su hijo que estaba muerto y le dijo, “Joven, a ti te digo, ¡levántate!”
En el momento en que Jesús dijo esas palabras, el joven se levantó y empezó a hablar. La madre y todos los que estaban allí estaban llenos de gozo. Alababan a Dios diciendo, “Dios ha visitado a su pueblo”. (Ver Lucas 7:11-16.)
Estas personas se dieron cuenta que solo Dios podía darle vida a una persona muerta. Por eso dijeron, “Dios ha visitado a su pueblo”. La Biblia nos dice que Jesús levantó de entre los muertos no sólo a una persona, sino a ¡tres personas!
¿Cómo es Dios?
¿Alguna vez te has preguntado cómo es Dios? ¡Él es igual a Jesús! Jesús dijo, “Yo y el Padre uno somos” y “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 10:30, 14:9).
Jesús, como hombre, hizo la voluntad de Su Padre a la perfección. Él le mostró a la gente como Dios realmente es. Dios estaba tan complacido con Su Hijo Jesús que Él habló desde el Cielo diciendo, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).
Jesús nos ensenó y nos mostró que Dios ama a los pecadores.
Dios conoce todo sobre nuestros pecados, pero nos ama tanto que no puede soportar la idea de perdernos por siempre. La Biblia dice que Dios “no quiere que ninguno perezca [se pierda por siempre]…” (2 Pedro 3:9).
¿Cómo podemos nosotros que somos pecadores, ser salvos? Somos salvos creyendo en el Señor Jesús y recibiéndole como nuestro Salvador. La Biblia dice, “A lo suyo vino [su pueblo, los judíos], y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:11,12).
Las hormigas no entendían
Héctor y Daniela observaron a una larga fi la de hormigas caminando por una acera hasta un viejo pedazo de bizcocho que estaba en la calle. Ellos estaban maravillados con lo ocupadas que estaban las hormigas.
De repente escucharon un camión. Ellos miraron como el conductor de desmontaba y comenzaba a encender el hidrante de agua de la esquina. Ellos sabían que pronto el agua iba a estar fl uyendo por la calle llevándose todo a su paso.
Daniela gritó, “¡Héctor, todas las hormigas se van a ahogar! ¿Cómo podemos ayudarlas?” Ella le gritó a las hormigas, “¡Quítense del medio o se van a ahogar!”
Pero la corriente de agua fl uyó con fuerza y las hormigas fueron ahogadas. Daniela empezó a llorar. Ellos corrieron hacia donde su madre y le contaron como las hormigas se habían ahogado. “Traté de decirle que se quitaran del camino”, lloró Daniela, “pero ellas no me escucharon”.
La madre les explicó por qué ellas no la habían escuchado. “Daniela, tú eres una persona—un ser humano. Las hormigas son diferentes a nosotros. Ellas no podían entender lo que tú estabas diciendo. La única manera en que podían entender era si tú te convertías en hormiga, y tú no podías hacer eso.
“Pero Dios nos amaba, Él envió a Su Hijo al mundo a vivir entre nosotros para que pudiésemos saber cómo Dios realmente es”.
3 Grandes Verdades
Dios ha estado aquí en la tierra. Jesús dijo, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. (Juan 14:9)
¡Dios ama a los pecadores! Él no quiera que ninguno perezca.
Somos salvos creyendo en Jesús y recibiéndolo como nuestro Salvador. La Biblia dice, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo…” (Hechos 16:31)
La historia hasta ahora:
María anima a Susana a decirle a su madre acerca del campamento cristiano. Esteban tiene noticias emocionantes acerca de su amigo Alejandro.
Capítulo 2:
Los Ganadores
María estaba impaciente por escuchar las noticias acerca de Alejandro, y Esteban emocionado le dijo, “Esta tarde, Alejandro le dijo a los muchachos en el colegio que nosotros éramos hermanos Cristianos, porque él también había recibido a Jesús como su Salvador”.
“¡Wow!”, respondió María. “¿Los otros muchachos se rieron?”
“Unos cuantos lo hicieron. Creo que algunos estaban incómodos y no sabían que decir. Pero también, Alejandro me pidió que fuera con él al Campamento Buena Esperanza este verano. El concurso del campamento es sólo en tu clase y los ganadores irán gratis, pero cualquiera puede ir si paga. Voy a preguntarle a Papi esta noche si puedo ir. ¿Qué crees?”
“¡Wow! Esteban, no puedo imaginarme un verano más maravilloso que en el que todos vayamos al campamento juntos”, dijo María emocionada.
“Siempre he querido ir a un campamento durante el verano y ahora ambos tenemos la oportunidad de ir”, dijo Esteban. “Creo que debemos de orar por esto, María”. Esteban y María se sentaron en el escalón de la galería y oraron.
Esa noche, cuando terminaron la cena, Esteban esperó por la oportunidad de hablar con su papa y lo siguió afuera. Mientras María ayudaba a su mama con los platos sucios, ella en silencio oró de nuevo por Esteban y por Susana.
María sabía que parte de su oración fue contestada cuando Esteban entró a la cocina con una gran sonrisa en su rostro. Él le dijo que Papá pagaría su entrada al campamento pero que iba a tener que ganarse su propio dinero para gastar.
María se dio cuenta de que ella iba a necesitar dinero para gastar también. Ella y Esteban decidieron que iban a pedirle a los vecinos por tareas que hacer luego de la escuela para ganar algo de dinero.
María casi no podía esperar para ver a Susana el próximo día. Susana le dijo triste, “Mamá dijo que yo no podía ir al campamento aun si ganaba, porque no tenemos dinero para comprar la ropa que necesitaría”.
María no se daba por vencida. Ella dijo, “Yo tengo ropa del verano pasado que son muy pequeñas para mí, Susana. Le voy a preguntar a Mamá a ver si tú puedes cogerlas. Tú eres más pequeña que yo, así que creo te sirven. También, tú puedes ganar dinero para gastar con trabajos que hagas luego de clases como nosotros. Sigue orando, Susana. Yo sé que Jesús de alguna manera permitirá que vayamos al campamento juntas”.
Susana y María continuaron trabajando duro durante las últimas semanas de clases y la Srta. Pérez las felicitó por su esfuerzo. Los ganadores del concurso del campamento iban a ser anunciados el ultimo día. Ambas estaban emocionadas y anhelando esos últimos días de clases.
Rebeca Ortiz, quien se sentaba detrás de María, se puso muy celosa por la atención que María y Susana estaban recibiendo. Ella empezó a burlarse de María cuando la maestra no estaba mirando. A María no le gustaban los sentimientos de ira que tenía contra Rebeca.
“María, debes de decirle a la Srta. Pérez acerca de Rebeca”, dijo Susana con enojo en su voz.
“Lo sé”, contestó María, “pero no quiero ser una chismosa. Rebeca es inteligente y pudiese ser una ganadora también. No creo que ella conozca a Jesús así que ella necesita ir al campamento para escuchar acerca de Él. Las clases ya casi se terminan y entonces ya no se burlará más de mi”.
La última semana del año escolar finalmente llegó. Todos en la clase de María estaban ansiosos esperando el anuncio de los ganadores que irían al campamento durante el verano. Cuando el momento llegó, todos se aquietaron mientras la Srta. Pérez sacaba un papel doblado de su escritorio. María sintió un nudo hacerse en su estómago cuando la Srta. Pérez empezó a hablar.
“Quiero felicitar a cada uno de ustedes en esta clase este año”, dijo. “La mayoría de ustedes ha mejorado en sus trabajos y también conducta. Quisiera poder dar más entradas al campamento, pero solo tengo cinco entradas para dar. Si no eres de los cinco ganadores, pero quieres información acerca del campamento, tengo los formularios de registro en mi escritorio. Todos son bienvenidos a llevarse uno a casa”.
“Aquí están los ganadores del concurso del campamento. Por favor póngase de pies si leo su nombre: Rafael Sánchez, Susana Báez, Paul Ramirez, Rebeca Ortiz y María Ortega”.
Cuando la Srta. Pérez leyó su nombre, María se sintió pegada a su asiento. El curso daba vueltas a su alrededor. ¡Ella estaba tan feliz!
“María, ¿te vas a poner de pies?”, preguntó la maestra.
“Oh, Srta. Pérez, estaba tan emocionada que olvidé ponerme de pies”, contestó.
Al María ponerse de pies, riéndose de sí misma, el resto de la clase empezó a reírse también.
Luego la Srta. Pérez le dijo a la clase, “Quiero felicitar a los ganadores del campamento. Espero que todos aprecien lo que mis amigos han hecho en darme esas entradas. Espero un buen reporte de cada uno de ustedes cuando termine el campamento”.
Cuando la clase fue despachada, muchos compañeros se reunieron alrededor de los ganadores para felicitarlos. Ellos reían al bromar con los ganadores acerca de insectos y animales salvajes en los arbustos. Todo el mundo estaba emocionado excepto Rebeca Ortiz. Ella le dio una mirada de enojo a María y a Susana y se fue con su amiga Lucy.
María y Susana se fueron de la escuela. Ellas estaban tan agradecidas de que ambas fueron ganadoras. Pero María dijo que ella estaba preocupada por el hecho de que Rebeca iba a estar en el campamento con ellas.
“No te preocupes”, le aseguró Susana. “¡Rebeca también ganó! Ella no tiene por qué estar celosa ya. Ella trabajó duro y merece ir. Las cosas van a estar bien una vez lleguemos al campamento”.
Luego Susana cambió el tema, “María, ¿realmente crees que mi mama me deje ir al campamento?”
¿Dejará la mama de Susana que ella vaya al campamento?
Mira lo que sucede en la próxima emocionante lección.