UB David + I'll B Jonathan, Inc.

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Esta lección está escrita por El Club del Buzón


presenta "Hora del Cuento"

 

UB David + I'll B Jonathan, Inc.

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El Club del Buzón

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Hora del Cuento serie 2

Lección 5: El Niño Bravucón

El Niño Bravucón


Ellos corrieron a la puerta

Daniel y Laura jugaban en el patio delantero. De repente oyeron gritos. Ellos corrieron a la puerta. Jorge Barreto corría abajo en la calle y una muchedumbre de niños iba detrás de él. Los niños abucheaban y gritaban: “¡Jorge es un bravucón, bravucón, bravucón! ¡Jorge es un agresivo! ¡Buu! ¡Buu! ¡Buu!”

“¡Oh mira!”, Laura lanzó un grito. “Ellos están persiguiendo a Jorge Barreto”.

“Lo merece”, dijo Daniel. “Jorge es un bravucón”.

“Lo sé”, estuvo de acuerdo Laura. “Pero lo compadezco un poquito”.

“Yo no”, dijo Daniel. “Ayer Jorge me empujó y me caí y lastimé mi rodilla. Él está siempre persiguiendo a alguien y haciéndole daño. Vamos a gritar también”.

Laura sacudió su cabeza. “No, no vayamos”.

Daniel encogió los hombros. “Está bien”, dijo él.

Jorge y la muchedumbre ruidosa de niños pasaron apresurados

Ellos miraron silenciosamente cómo Jorge y la muchedumbre ruidosa de niños pasaron apresurados. La cara de Jorge estaba roja y tenía el ceño enojado. Había lágrimas en sus mejillas.

Daniel y Laura se dieron vuelta y entraron corriendo en la cocina. Ellos le contaron a su mamá acerca de Jorge.

“Estoy contenta porque ustedes no le gritaron ni lo persiguieron”, dijo mamá. “Jorge es un nuevo vecino en nuestra cuadra. Él necesita amigos”.

“Pero, mamá”, protestó Daniel. “Nadie podría ser amigo de Jorge. La semana pasada él derribó a su propio hermano y lo hirió. Él nos golpea cuando no le hemos hecho nada. Él quiere ser nuestro enemigo, no nuestro amigo”.

“Él puede actuar como un enemigo”, dijo mamá. “Pero cuando él lo haga, recuerda lo que El Señor Jesús ha dicho sobre cómo tratar a nuestros enemigos. Esto lo pueden encontrar en Lucas 6:27 y 28. Traigan sus Biblias y léanlo”.

Los niños leyeron juntos

Los niños leyeron juntos: “… Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian”.

“¿Qué significa calumniar?”, preguntó Laura.

“Es cuando alguien habla cosas falsas acerca de uno con otras personas”, explicó mamá.

Daniel estaba leyendo el versículo otra vez. “Si la gente nos odia, no veo cómo nosotros podemos amarlos y hacer el bien”, dijo él.

“Niños, ¿recuerdan la historia de José? Él era sólo un muchacho joven cuando sus hermanos comenzaron a odiarlo y tratarlo mal”.

“Lo recuerdo”, dijo Laura. “Sus hermanos le quitaron su hermoso abrigo y lo lanzaron en un hoyo”.

lo vendieron como un esclavo

“Después lo sacaron y lo vendieron como un esclavo”, añadió Daniel. “Y pasaron años y años antes de que José viera a su padre y hermanos otra vez”.

“Sí”, dijo mamá. “Y cuando él vio a sus hermanos otra vez, no trató de devolverles su maldad. En cambio, los perdonó. Les dio comida y cuidó de ellos durante todos los años de hambruna. Pero hay alguien más que tenía muchos enemigos malvados. Ellos eran crueles y poco amables con Él, pero Él siguió amándolos y ayudándoles y hasta murió por ellos”.

Jesús amó a sus enemigos

“Era Jesús, ¿verdad?”, preguntó Laura.

Mamá asintió. “Sí, Jesús amó a sus enemigos. Él era amable con ellos y oró por ellos. Él quiere que ustedes hagan esto por Jorge también. La Biblia dice: ‘Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo’”. Efesios 4:32

Daniel y Laura se miraron el uno al otro. “Lo intentaremos”, prometieron. Y todos durante la siguiente semana oraron por Jorge cada noche. Ellos trataron de ser amables con él cada día. El sábado Pedro fue a invitarlos a su fiesta de cumpleaños.

“¡Oh, qué bien!”, exclamó Laura. “Me gustan las fiestas”.

Daniel preguntó: “¿Irán todos los niños de nuestra cuadra?”

Pedro asintió: “Seguramente, todos excepto Jorge. Él es demasiado agresivo”.

“Ooh”, dijo Laura. “Jesús dijo que nosotros deberíamos amar a la gente y ser buenos con ellos”. Daniel corrió a traer su Biblia. Él le mostró los versículos a Pedro.

“Bien”, dijo Pedro hablando lentamente. “Supongo que Jorge podrá ir. Mi mamá me dijo que le preguntara, pero no quise hacerlo”.

“Yo iré contigo”, ofreció Daniel.

Cuando los muchachos le pidieron a Jorge ir a la fiesta, él se sorprendió. “¡Ah! Ustedes realmente no quieren que yo vaya”, refunfuñó.

“Sí, lo queremos”, dijo Daniel. “Queremos ser tus amigos”.

“¡No sé!”, dijo Jorge. “Los niños me gritarán apodos”.

“Ellos no lo harán, si tu no los golpeas”, le dijo Pedro.

“Bien, supongo que iré”, dijo Jorge.

Esa tarde los niños jugaron y compitieron. En una carrera Daniel y Jorge estaban el uno cerca del otro. Jorge empujó a Daniel para hacerlo caer, pero Daniel no se cayó. Él corrió más rápido y ganó.

Aquí está tu premio, Daniel

“Aquí está tu premio, Daniel”, dijo la mamá de Pedro. Ella dio a Daniel un pequeño caballo poni de plástico color marrón con patas móviles.

“¡Qué bonito!”, dijo Jorge, observando al poni. “¿No te parece lindo? Me gustaría tener uno así”.

Puedes tenerlo, Jorge

Daniel sostuvo el pequeño caballito en sus manos durante un largo minuto. Pensó en Jesús siendo amable con Sus enemigos. Recordó como José fue bueno con sus hermanos agresivos. Entonces le dio el caballito a Jorge. “Puedes tenerlo, Jorge”, dijo Daniel.

“¿De verdad?” La cara de Jorge se iluminó con una gran sonrisa. “¡Oh! Gracias, Daniel”. Entonces añadió: “siento mucho haberte empujado. No lo haré nunca más”.

Cuando Daniel y Laura llegaron a casa, le contaron a mamá todo sobre la fi esta. “¿Cómo se portó Jorge?”, preguntó mamá.

“Todo iba bien hasta que él empujó a Daniel en una carrera”, dijo Laura. “Pero Daniel ganó de todos modos. ¿Y sabes qué hizo Daniel, mamá? Le dio su premio a Jorge. Era un pequeño caballo poni muy lindo”.

La mamá sonrió a Daniel con una sonrisa tierna y le dijo: “Bien hecho, Daniel”.

Daniel estaba feliz. “Estoy contento porque aprendí cómo tratar a nuestros enemigos”, dijo él. “Pienso que Jorge será mi amigo ahora. Tal vez él irá a la escuela dominical y aprenderá sobre Jesús también”.

“Tal vez irá”, dijo mamá. “Seguiré orando por él”.

“Seguiremos orando por él también”, dijeron Daniel y Laura.


Versículo para memorizar:

Mi versículo de Memoria: Lucas 6:27

Siguiente lección: la lluvia estropeó el picnic y entonces… ¿Adivinas qué pasará?


Tus Manos

Dedo 4 – Yo recibo a Jesús en mi corazón

Los tres dedos en el dibujo

Los tres dedos en el dibujo nos recuerdan de las tres cruces que fueron puestas en una colina fuera de Jerusalén. El Señor Jesús estaba colgado en la cruz del medio. El dedo medio me recuerda que Jesús murió por mí.

Dos ladrones estaban colgados en las cruces de los lados.

Uno de estos hombres no aceptó a Jesús como su Salvador y no fue salvo. El otro hombre aceptó a Jesús como su Salvador, y fue salvo.

Cuando tu recibes al Señor Jesús como tu Salvador, tu eres salvo también. Tu puedes decir, “te recibo Señor Jesús”. Señala con tu cuarto dedo y di, “TE RECIBO SEÑOR JESÚS”. ¡Recibir al Señor Jesús como tu Salvador es la cosa más importante y maravillosa que harás en toda tu vida!

ora al Señor Jesús

Si nunca has recibido al Señor Jesús como tu Salvador, puedes hacerlo ahora. Sólo ora al Señor Jesús y di: “Señor Jesús, sé que he pecado, y realmente me arrepiento por mis pecados. Te agradezco por amarme tanto y morir por mí. Por favor entra en mi corazón ahora mismo y se mi Salvador”.

Señala al dedo 4 y di, “LO RECIBO”. La Biblia dice, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12


El dedo 5 es tu meñique, pero tiene una GRAN historia para contar. La encontrarás en la siguiente lección.


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