UB David + I'll B Jonathan, Inc.

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Esta lección está escrita por El Club del Buzón


presenta "Hora del Cuento"

 

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El Club del Buzón

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Hora del Cuento serie 2

Lección 4: ¡La pequeña mentira que se hizo Grande!

¡La pequeña mentira que se hizo Grande!


la alcancía

Los niños contaban el dinero en las alcancías. “¡Cincuenta y seis pesos!”, exclamó Daniel alegremente. “Tenemos mucho dinero, Laura. Tomemos un poco y compremos dulces mañana en el camino a casa”.

“No podemos”, dijo Laura. “¿Recuerdas? Mamá nos dijo que siempre debemos regresar directo de la escuela a casa”.

“Ella no lo sabrá”, dijo Daniel. “Podríamos bajar por aquella calle después de la tienda de la esquina. Sólo será un poco más largo, sólo un poquito”.

vitrinas llenas de dulces para elegir

Al día siguiente Daniel y Laura salieron rápido de la escuela a la pequeña tienda de la esquina. Había vitrinas llenas de dulces para elegir. Por fin Daniel compró un dulce de limón. Laura compró algunos corazones rosados de caramelo; luego corrieron a casa rápidamente.

“Llegaron tarde, niños”, dijo mamá, echando un vistazo al reloj. “¿Qué han estado haciendo?”

“Nada”, contestó Daniel, sin mirar a su mamá. “Corrimos y corrimos, ¿verdad, Laura?”

Cuando Laura asintió con su cabeza, la mamá se dio vuelta y volvió a su trabajo.

Después de la cena los niños salieron. Sentándose detrás del garaje, comieron sus caramelos. En ese momento su papá los llamó, “Vengan niños. Vamos a dar un paseo”. Laura y Daniel corrieron al auto y subieron en el asiento trasero.

“¡Oh, Daniel!”, exclamó mamá. “Tu boca esta toda sucia. ¿Qué has estado comiendo?”

“Un dulce de limón,” refunfuñó Daniel.

“¿Dulce de limón?”, dijo mamá con sorpresa. “¿Dónde lo conseguiste?”

Daniel miró hacia afuera por la ventana, luego respondió: “Ah... un muchacho en la escuela me lo dio”.

Mamá dio a Daniel un pañuelo para limpiar su boca. “Sabes que no me gusta que comas dulces entre comidas”, le reprendió ella.

Laura empujó a Daniel y susurró: “Dijiste dos mentiras hoy”.

dándole una palmadita

“Tranquila", dijo él, dándole una palmadita.

“¡Niños!”, dijo papá. “Por favor dejen de pelearse y cantemos algo".

Daniel presionó su nariz contra la ventana y luego dijo: “No quiero cantar hoy, papá”.

Laura comenzó a cantar y luego paró. “Tampoco quiero cantar”, dijo ella.

Mamá y papá se miraron el uno al otro

Mamá y papá se miraron el uno al otro. Entonces papá giró el auto hacia una calle lateral y paró. “Pienso que necesitamos tener una pequeña conversación”, dijo él.

“¿Niños hay algo que deban decirnos?”

Daniel agachó su cabeza y dijo: “Yo…..yo dije dos mentiras hoy. Lo siento. Por favor perdónenme”.

“Cuéntanoslo todo”, dijo el padre amablemente.

Cuando los niños habían contado todo, Laura dijo: “Lo siento mucho, desobedecí y fui a la tienda. Pero no dije ni una mentira, mamá”.

“Hay diferentes maneras de mentir”, dijo la mamá con tristeza. “Daniel dijo las palabras, pero en vez de decir la verdad, Laura, tú te quedaste callada. Entonces tú aceptaste la mentira. Es tan incorrecto ocultar una mentira como decirla”.

“Ah”, dijo Laura, con lágrimas en sus ojos. “Lo siento, mamá. Por favor perdóname”.

“Sólo dije una pequeña mentira al principio”, dijo Daniel tristemente. “Pero la siguiente se hizo más grande”.

Jacob mintió

“Esto me recuerda la historia de Jacob en la Biblia”, dijo el padre. “Jacob quería la bendición que pertenecía a su hermano Esaú. Entonces planeó engañar a su padre ciego y conseguir la bendición. Jacob tomó un plato de carne que su mamá había cocinado y lo dio a su padre. Cuando su padre preguntó: ‘¿Quién eres tú, hijo mío?’ Jacob mintió y dijo: ‘Soy Esaú’.

“‘¿Cómo conseguiste la carne tan rápidamente?’, preguntó su padre. Esta vez Jacob le dijo una mentira terrible. Dijo que Dios le había ayudado a conseguir la carne. Otra vez su padre le preguntó si él realmente era su hijo Esaú. Y Jacob dijo: ‘yo soy’. ¿Te das cuenta? Cuando planeamos engañar a alguien diciendo una mentira, por lo general terminamos diciendo otra mentira para cubrir la primera. Y así sigue creciendo y creciendo”.

Daniel preguntó: “¿Es Satanás quien nos hace mentir?”

“No exactamente”, respondió papá. “Satanás es un mentiroso, y él nos tienta para que mintamos, pero él no puede hacernos mentir. Podemos decidir mentir o decir la verdad. Cuando decidimos mentir, esto pone a Dios muy triste porque Él detesta todo lo que es deshonesto, como la mentira, la trampa y el robo”.

“¿Es tan malo mentir como robar?”, preguntó Laura.

“Sí, sí lo es”, respondió papá. “Ambos son muy malos. La Biblia dice: ‘No mientan el uno al otro’. En otro versículo Dios nos dice que Él odia los labios mentirosos, pero aquellos que dicen la verdad, son su deleite”.

los niños oraron

“Papá”, dijo Daniel, “quiero decirle a Dios ahora mismo que estoy arrepentido”.

“Yo también”, dijo Laura.

Luego que los niños oraron, papá dijo: “Daniel y Laura, Dios los ha perdonado. Pero recuerden: siempre digan la verdad, aun si esto significa que serán castigados cuando han hecho algo malo”.

Daniel y Laura asintieron. Entonces Laura preguntó: “¿Nos van a castigar?”

“Sí”, respondió papá. “Ustedes no tendrán ninguna mesada durante tres semanas. Y no quiero que hagan alboroto por esto”.

“No haremos alboroto”, prometieron los niños.

ELLOS CANTARON

Cuando papá prendió el auto, mamá dijo: “He pensado en un buen versículo para que lo aprendamos hoy. Es el Salmo 119:30: ‘Escogí el camino de la verdad’”.

Ellos aprendieron el versículo rápidamente. Entonces Daniel dijo: “Quiero cantar ahora, papá”.

“Yo también”, dijo Laura.

Y ELLOS CANTARON.


Versículo para memorizar:

Mi versículo de Memoria: Salmo 119:30

Siguiente lección: ¿Qué pasa cuando el muchacho bravucón de la calle viene a la fiesta de cumpleaños?


Tus Manos

Dedo 3 – Jesús murió por mí

Mi pulgar me dice

Mi pulgar me dice que he pecado porque me he apartado de Dios.

Mi siguiente dedo

Mi siguiente dedo señala hacia Dios y me recuerda que Dios me ama.

Ahora cierra tu pulgar y meñique juntos como lo muestra el dibujo. Esto deja tres dedos que señalan.

Estos tres dedos

Estos tres dedos nos recuerdan las tres cruces que estuvieron de pie en una colina fuera de Jerusalén hace muchos años. Los dos hombres en las cruces de lado y lado eran ladrones. Estos hombres habían sido muy malos. Ellos estaban siendo llevados a la muerte por sus pecados.

El Señor Jesús en la cruz del medio

¿Quién estaba colgado en la cruz del medio? El Señor Jesús. Jesús es el Hijo de Dios y Él nunca había hecho nada malo en toda Su vida. Él nunca había pecado.

Tal vez te preguntes: “¿Entonces por qué tuvo que morir?” Él murió por NUESTROS pecados. Él nos amó tanto que murió por nosotros. Él murió por mis pecados. Él murió por tus pecados. La Biblia dice: “Cristo murió por nuestros pecados…” (1 Corintios 15:3).

Ahora señala tu dedo del medio y di:
“JESÚS MURIÓ POR MÍ.”


El dedo 4 te dice cómo hacer la cosa más maravillosa que harás alguna vez en toda tu vida. No te pierdas la siguiente lección.


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