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Esta lección está escrita por El Club del Buzón


presenta "Hora del Cuento"

 

UB David + I'll B Jonathan, Inc.

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El Club del Buzón

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Hora del Cuento serie 2

Lección 2: El dia de Refunfuño

El dia de Refunfuño


“¡Laura..!”, llamó mamá. “Ponte el vestido rosado hoy; quiero lavarte el azul”.

No me gusta ese vestido viejo

“Oh, mamá”, se lamentó Laura. “No me gusta ese vestido viejo”.

“No es viejo, Laura, se te ve bonito”, dijo mamá.

“Apúrense ahora, niños. El desayuno está listo”.

Cuando Daniel y Laura llegaron a la mesa, Daniel tenía muy fruncido su ceño. “Estoy cansado de la escuela”, se quejó él: “¿Tengo que ir hoy?”

Daniel se quejó

“Por supuesto”, dijo papá. “No te quejes ahora, o se te hará tarde”.

Pero todo el tiempo durante el desayuno los niños se quejaron. Primero Laura hizo mala cara porque tenía que tomar su leche. Luego Daniel se quejó porque se les había acabado su cereal favorito y ahora tenía que comer hojuelas de maíz.

En el camino a la escuela algunos de sus amigos montando en bicicleta. “Todos tienen una bicicleta, excepto yo”, murmuró él, sintiendo lástima de si mismo.

“Yo tampoco tengo una bicicleta”, dijo Laura. “Y mis piernas se cansan cuando camino a la escuela. Tal vez si nos quejamos por eso cuando regresemos a casa, mamá y papá nos comprarán bicicletas”.

“Tal vez lo harán”, dijo Daniel. “Intentémoslo cuando regresemos a casa”. Esa tarde los niños se apresuraron a llegar a casa cuando salieron de la escuela.

“Mamá”, se quejó Laura, “mis piernas se cansan de tanto caminar, yo quiero ir a la escuela en bicicleta”.

Mamá se hizo a un lado el cabello de sobre sus ojos; ella se veía cansada. “No podemos comprarles bicicletas todavía, niños. Y lamento oír sus quejas otra vez. Ustedes tienen mucho por lo cual estar agradecidos. La Biblia dice en Salmos 103:2, ‘Bendice alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus benefi cios’. Eso quiere decir que debemos recordar todas las cosas buenas que Dios nos ha dado y agradecerle a Él por esas cosas”.

Lleven esto a nuestros nuevos vecinos

Un rato más tarde mamá llamó a los niños. Ella le dio a Daniel una bolsa con galletas y a Laura un libro de crucigramas. “Lleven esto a nuestros nuevos vecinos de la cuadra”, les dijo mamá. “Denle a la señora Mendoza las galletas y díganle que el libro de crucigramas es para Roberto”.

“Pero nosotros todavía no conocemos a esas personas”, dijo Daniel.

Mamá respondió apurándolos hacia la puerta: “No importa, pronto conocerán a Roberto”.

Roberto sentando en una silla de ruedas

En la casa de los Mendoza, la señora Mendoza los llevó al cuarto de Roberto. Daniel y Laura se sorprendieron al ver a Roberto sentando en una silla de ruedas. Él les sonrió amablemente y les agradeció por el libro de crucigramas. “Tu mamá estuvo aquí esta mañana”, dijo él. “Ella me dio sus nombres y dijo que Daniel está en el mismo grado escolar que yo, solo que yo tomo mis clases en casa”.

“¿Puedes levantarte de tu silla?”, preguntó Laura, sintiendo lástima por él.

“Seguro, si alguien me ayuda”, respondió Roberto. “Pero pronto podré caminar sin ayuda, el doctor me dijo eso”.

Daniel le preguntó: “¿Cuánto tiempo hace que estás enfermo?”

Me fracturé en un accidente

“Me fracturé en un accidente de automóvil hace como un año”, le respondió Roberto. “Al comienzo, me quejaba mucho, entonces mi papá se enfermó también. ¿Y saben lo que él me dijo antes de irse para el hospital?”

“¿Qué?”, preguntaron los niños.

“Mi papá me dijo que la mejor forma como yo podía ayudar a mi mamá, mientras él permanecía hospitalizado, era que yo estuviese contento y no me quejara. Me dijo que cuando yo me quejaba por tener que permanecer en esta silla era como si yo estuviera enojado con Dios y quejándome contra Él. Entonces estoy tratando de no quejarme, aunque algunas veces lo olvido. De modo que le pido a Jesús que me perdone y me ayude a no quejarme otra vez”.

“Oooh”, dijo Laura. “Yo me quejé mucho hoy, pero ahora lo lamento”.

“Yo también lamento haberme quejado”, dijo Daniel. “Adiós Roberto, vendremos a verte nuevamente mañana”.

Daniel y Laura corrieron todo el camino de regreso a casa. Comieron su cena sin quejarse. “Gracias por la deliciosa comida, mamá”, dijo Daniel.

Laura puso sus brazos alrededor del cuello de papá

Laura puso sus brazos alrededor del cuello de papá y dijo: “Me alegro que tú no estés en el hospital, papi. Gracias por toda la ropa y los juguetes y…y…”

Papá y mamá rieron. “Veo que la visita a Roberto fue buena”, dijo mamá. “Espero que su pataleta del día haya terminado”.

“Sí, ha terminado”, dijo Daniel. “Porque Roberto nos dijo que cuando nosotros nos quejamos de nuestra comida y cosas como esas, es como si estuviéramos quejándonos contra Dios”.

la historia de Moisés

“Eso es verdad”, dijo papá. “¿Recuerdan la historia de Moisés en la Biblia, guiando al pueblo de Dios a través del desierto? Bueno, una vez el pueblo estaba hambriento y comenzaron a quejarse contra Moisés y Aarón. Moisés dijo: ‘Sus quejas no son contra nosotros, sino contra Dios’ ”.

Papá continuó diciendo: “Pueden darse cuenta, niños, todo lo que tenemos viene de Dios. Él hace que la comida crezca en las plantas. Él me da la buena salud y fuerzas para trabajar y así puedo comprar las cosas que necesitamos. Y Dios nos dice en la Biblia que estemos contentos con las cosas que tenemos. Entonces cuando nos quejamos y somos desagradecidos, nosotros lastimamos al Señor y entristecemos su corazón”.

“No me quejaré más por no tener una bicicleta”, dijo Daniel. “Me alegro que estoy bien y puedo caminar a la escuela. Espero que Roberto pueda pronto caminar con nosotros a la escuela”.

Laura dijo: “Yo estoy agradecida por mi Biblia y también agradezco que Jesús es mi Salvador y que puedo h hablar con Él en oración”.

un buen versículo

Mamá sonrió y dijo: "en un buen versículo para memorizar esta noche. Es 1 Tesalonicenses 5:18: ‘Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús’”.

“Ahora entiendo lo que eso quiere decir”, dijo Daniel. “Me siento contento ahora, pero no me sentía bien cuando me estaba quejando. No quiero nunca tener otro día de quejas”.

Laura agregó: “Estoy de acuerdo, es más divertido ser agradecidos”.


Versículo para memorizar:

Mi versículo de Memoria: 1 Tesalonicenses 5:18

En la próxima lección, una niña malcriada viene de visita y los problemas comienzan.


Tus Manos

Dedo 1 – Yo he pecado

¿Recuerdas lo que aprendimos en la lección anterior?

mano

Levanta una mano, comenzando con el dedo pulgar, continua con los demás dedos diciendo en voz alta:

1. Yo he pecado.

2. Dios me ama.

3. Jesús murió por mí.

4. Yo le recibo en mi corazón.

5. Yo tengo vida eterna.

el pulgar y el índice

Ahora junta tus dedos excepto el pulgar y el índice, éste apunta hacia Dios. ¡Pero mira el pulgar! Está apuntando LEJOS de Dios. Esto me recuerda que nosotros nos hemos alejado de Dios. Hemos dicho cosas malas, hemos hecho cosas malas. Yo he pecado. Tú has pecado. Todos nosotros hemos pecado.

Apunta hacia tu pulgar y di: “YO HE PECADO”.

Ahora agreguemos un versículo de la Biblia al dedo número 1. Apunta hacia tu pulgar y di: “YO HE PECADO”.

La Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

Repite este versículo una y otra vez hasta que te lo hayas memorizado.


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