bajo un acuerdo especial con
presenta "Un País que se llama El Cielo"
bajo un acuerdo especial con
presenta
Lección 5: ¡Cuando Jesús Venga!
Querido amigo(a):
En nuestra última lección descubrimos muchas cosas maravillosas en cuanto a la Biblia. Una de las cosas asombrosas de la Biblia es que nos habla del futuro. Dios conoce e futuro, y en Su Palabra nos dice de muchas cosas que van a suceder.
Quizás usted se pregunte: “¿Regresará un día el Señor Jesús a la tierra?” La respuesta es: “¡Sí, regresará!” El Señor Jesús dijo:
“Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo” (Juan 14:2-3).
En esta lección vamos a ver algunas cosas que sucederán cuando Jesús regrese. Pero primero, pensemos en lo que sucedió cuando estuvo en la tierra.
El Señor Jesús hizo muchas cosas maravillosas cuando estuvo en la tierra, pero el motivo principal de Su venida fue para morir por nosotros.
El Señor Jesús fue crucificado como a las nueve de la mañana. Murió como a las tres de la tarde.
Un hombre llamado José de Arimatea pidió el cuerpo de Jesús. Él y un amigo suyo llamado Nicodemo tiernamente prepararon el cuerpo de Jesús para la sepultura. Envolvieron Su cuerpo con lienzos y especies aromáticas. Luego pusieron el cuerpo de Jesús en un sepulcro nuevo a un lado de una colina. Una piedra grande fue puesta en la entrada.
Jesús estaba muerto. Los discípulos estaban muy tristes. Aunque el Señor Jesús les había dicho que resucitaría al tercer día, no lo creían.
Temprano por la mañana del tercer día, tres mujeres fueron al sepulcro de Jesús para poner especies aromáticas en Su cuerpo. Cuando lle—garon al sepulcro, encontraron que la piedra ya no estaba en la entrada—había sido quitada. Un ángel les habló diciendo:
“No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor” (Mateo 28:5-6).
Las mujeres vieron que el cuerpo de Jesús ya no estaba en el sepulcro. Estaban confundidas y asustadas. Corrieron para decirles a los discípulos. Cuando María Magdalena encontró a Pedro y a Juan, les dijo lo que había sucedido. Pedro y Juan fueron corriendo al sepulcro. Encontraron el sepulcro vacío—sólo estaban los lienzos.
Más tarde, María regresó. Estaba afuera del sepulcro llorando cuando el Señor Jesús apareció. Ella pensaba que era el jardinero. Le dijo: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto”. Jesús dijo: “María”. Cuando ella se dio vuelta, lo reconoció y exclamó: “¡Maestro!” (Vea Juan 20:11-18.)
Esa noche, diez de los discípulos se reunieron a puerta cerrada. Estaban hablando de las cosas extrañas que habían sucedido ese día. Tomás no estaba con ellos.
De repente, Jesús se apareció y dijo: “Paz a vosotros”. Estaban asustados. Pensaban que estaban viendo un espíritu. Pero el Señor Jesús dijo:
“¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24:38-39).
¡El Señor Jesús había resucitado de la muerte en carne y huesos! ¿Cómo sabían los discípulos que Él tenía cuerpo? Porque lo vieron, lo tocaron, hablaron con Él y comieron con Él.
¡Jesús estaba vivo! Tenían muchos deseos de decirle las noticias maravillosas de la resurrección a Tomás. Pero cuando le dijeron, no les creyó. Tomás dijo:
“Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:25).
Ocho días después, los discípulos de nuevo estaban en el mismo lugar. Esta vez Tomás estaba con ellos. De nuevo el Señor Jesús apareció y les dijo: “Paz a vosotros”. Luego le habló a Tomás: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”.
Tomás ya no dudó. Adoró a Jesús diciendo: “¡Señor mío, y Dios mío!”
El Señor Jesús dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. (Vea Juan 20:24-28.)
El Señor Jesús apareció en la tierra por cuarenta días después de Su resurrección. Fue visto por muchas personas. En una ocasión, apareció a más de 500 personas. Antes de que el Señor Jesús regresara al cielo, les dijo a Sus discípulos:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18).
Luego, un día, cuando los discípulos estaban con Él, el Señor Jesús fue llevado al cielo. Una nube lo cubrió de Su vista. Jesús había regresado al cielo.
Mientras se quedaron mirando al cielo, dos hombres vestidos de blanco se acercaron y les dijeron:
“Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).
¿Qué dice este versículo? Dice que el Señor Jesús regresará de nuevo de la misma manera en que se fue al cielo.
Los discípulos vieron a Jesús regresar al cielo. Los creyentes que aún vivan, verán a Jesús cuando Él venga otra vez.
El Señor Jesús está preparando hermosas mansiones en el cielo para nosotros y un día vendrá otra vez para llevarnos con Él. Él dijo:
“Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, VENDRÉ otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3).
¡El Señor Jesús vendrá otra vez! Sabemos que va a regresar porque Él dijo: “Vendré otra vez”. Para los que lo hemos recibido como nuestro Salvador, Su venida será un tiempo de gran gozo. ¿Por qué? Porque Él vendrá para llevarnos con Él. Esto es lo que nos dice la Biblia de ese glorioso día:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17).
Cuando Jesús regrese, todos los hijos de Dios serán arrebatados para ir con Él en las nubes:
1. “Los muertos en Cristo”—o sea, los creyentes que mueran antes de Su venida—y
2. “los que vivimos, los que hayamos quedado”—o sea los creyentes que sigan con vida en la tierra cuando Él venga.
Usted puede entender eso, ¿verdad? Los creyentes que han muerto y los creyentes que estén viviendo en la tierra cuando Jesús venga serán arrebatados juntamente para reunirse con Él en las nubes. ¡Será un tiempo muy feliz! Claro, nuestros cuerpos serán transformados y serán como el glorioso cuerpo resucitado de Jesús.
¿Qué les sucederá a los que nunca recibieron a Cristo como su Salvador? Se quedarán atrás. Habrá un tiempo de gran tribulación en la tierra para ellos. Jesús dijo: “Porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó”. Será un tiempo terrible sobre la tierra. ¡Es muy importante que nosotros ganemos a otros para Cristo ahora!
Después de los eventos de la gran tribulación, el Señor Jesús regresará a la tierra con los creyentes. Todos los que han estado con Él en el cielo regresarán para reinar con Él. Primero, Él vendrá POR nosotros; y después regresará CON nosotros. ¡Será maravilloso!
Quizás usted pregunte: “¿Cuándo regresará Jesús? ¿Lo sabe alguien?”
No, nadie sabe exactamente cuándo regresará el Señor Jesús. Jesús dijo:
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36).
Jesús puede venir otra vez en cualquier momento. Como esto es verdad, debemos estar listos para verlo en cualquier momento.
¿Cómo podemos estar preparados para la venida del Señor Jesús?
Podemos estar preparados de varias maneras:
(1) amándolo,
(2) obedeciéndolo,
(3) sirviéndole y
(4) esperando Su regreso.
Si hacemos estas cosas, no estaremos avergonzados cuando Él venga. La Biblia dice:
“Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados” (1 Juan 2:28).
Si verdaderamente amamos al Señor Jesús, desearemos que Él venga pronto. Que nuestra oración sea:
“Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).
¿Qué sucede cuando muere un CRISTIANO?
La Biblia nos dice que el cuerpo es la “casa” donde vive nuestra alma. Nuestro cuerpo no es nuestro verdadero yo; sólo es la casa de nuestra alma. Podemos entender esto, porque también vivimos en una casa. La casa no es nuestro verdadero yo; sólo es el lugar donde vivimos.
¿Qué sucede cuando muere un cristiano? Su alma simplemente sale de la “casa” donde ha vivido y se va con el Señor. El apóstol Pablo dijo: “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. ¿Por qué dijo que es “ganancia” morir? Porque morir significa estar con Cristo y eso es mucho mejor que estar aquí.
Cuando un ser amado que es cristiano muere, estamos tristes porque lo extrañamos. Esto es natural; pero debemos recordar que está con Jesús y que eso es mucho mejor que estar aquí. Si pudiéramos ver cuán hermoso es el cielo, nunca desearíamos que regresara aquí.
No tenemos por qué temer la muerte. Para un cristiano, la Biblia llama la muerte simplemente “dormir” en Jesús. El Señor Jesús dijo:
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).
Cuando Jesús regrese, Él resucitará los cuerpos de los que le han recibido y les dará nuevos cuerpos resucitados que jamás morirán. La Biblia dice:
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo [nuestro cuerpo], se deshiciere [cuando morimos], tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos [nuestro cuerpo resucitado], eterna, en los cielos” (2 Corintios 5:1).
¿Cómo seremos entonces? ¡Seremos como Jesús! La Biblia dice:
“Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).
En nuestra próxima lección aprender emos las respuestas a estas preguntas importantes:
¿Podemos ser salvos por hacer buenas obras?
¿Qué es la gracia?
¿Podemos ganar recompensas?
¿Qué sucederá si un hijo de Dios continúa haciendo cosas que desagradan a Dios?