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"La Vida Cristiana Práctica"

 

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Cómo Puedes Sobreponerte a Los Sentimientos de Inferioridad

Cómo Puedes Sobreponerte a Los Sentimientos de Inferioridad


1 Timoteo 6:6

Querido Amigo:

Hay un problema que casi todos enfrentamos en un momento u otro. Para algunos es un problema que dura toda la vida. Pero para los jóvenes resulta especialmente hiriente y doloroso.

¿Cuál es este problema que hiere y causa tanto dolor? Es el sentir de que no vales tanto como las otras personas. Es ese horrible sentimiento de que eres feo, poco atractivo y de que a nadie le gustas. Es sentir que eres tonto y que los otros son más inteligentes que tú. Es la creencia de que eres un fracaso y un perdedor. Se llama “sentimientos de inferioridad”.

¿Por qué Tenemos Sentimientos de Inferioridad?

sentimientos de inferioridad

Los sentimientos de inferioridad vienen de aceptar los falsos valores del mundo. Ya hemos visto que los pensamientos erróneos llevan a acciones y sentimientos erróneos. En este caso los sentimientos erróneos son sentimientos de inferioridad.

¿Qué es lo que más valora el mundo? El mundo pone tres cosas por valores máximos:

1 El atractivo físico

2 La inteligencia y

3 El dinero.

La mayoría de la gente, especialmente los jóvenes, creen que es preciso tener estas cosas para poder sentirse contentos con ellos mismos. Vamos a considerarlos.

1

El Atractivo Físico

Según el mundo, una de las cosas más importantes respecto a una persona, es su apariencia física. El mundo dice: “Si eres una persona hermosa vales mucho; si no eres hermosa no vales mucho y probablemente no serás feliz en la vida”.

Esta es una de las mentiras de Satanás. Aunque no es cierto, mucha gente lo cree, y esto ejerce un tremendo efecto sobre ellos. Hay algunas personas que no se aprecian a sí mismas y otras hasta se odian porque se sienten tan inconformes con su apariencia.

Piensan: 'Si sólo me pareciera a fulana, sería feliz'.

La realidad es que el atractivo físico NO hace a una persona feliz. Un distinguido psiquíatra hizo un estudio de algunas de las mujeres más bellas y los hombres más atractivos para saber cómo se sentían respecto a ellos mismos y cómo se relacionaban con los demás. Después de considerar el resultado de su estudio, dijo: “Ha sido una verdadera sorpresa para mí ver cuánta depresión, melancolía e infelicidad existe entre la gente bella”.

Dios quiere que comprendamos que nuestro valor como personas no depende de nuestra apariencia externa. La Biblia dice:

El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón (1 Samuel 16:7).

2

La Inteligencia

El mundo dice: “Si eres inteligente, eres de importancia; si no lo eres, entonces no vales mucho”.

Tu valor no se determina por lo inteligente que seas.

Esta es otra de las mentiras de Satanás. Tu valor no se determina por lo inteligente que seas. Hay jóvenes que tienen mucha dificultad en la escuela. No aprenden tan fácilmente como los demás. Cuando no contestan bien las preguntas en la clase, todos se ríen. Esto los hace sentirse tontos e inferiores.

Mientras más falle una persona en algo, más desalentado se pone. Gradualmente empieza a pensar que es un fracaso completo. Puede llegar a creer que no es capaz de hacer nada bien y deja de intentarlo. Esto trae más fracaso y sentimientos de inferioridad aún más profundos.

Dios nunca valora a una persona por su inteligencia. Cuando el Señor Jesús escogió a sus discípulos, no eligió a los más ingeniosos ni a las personas más inteligentes de sus tiempos. Sino escogió gente común y corriente. La Biblia dice:

Pues, mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles (1 Corintios 1:26).

3

El Dinero

La tercera manera en que el mundo valora a una persona es por su riqueza. El mundo dice: “Si quieres ser importante y feliz tienes que tener dinero”.

La tercera manera en que el mundo valora a una persona es por su riqueza.

Esta es también una de las mentiras de Satanás. El dinero no hace feliz a una persona ni tampoco determina su valor. El Señor Jesús dijo:

La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas 12:15).

Aquellos que hacen del dinero su meta en la vida, caen en muchos pecados. La Biblia dice:

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición (1 Timoteo 6:9).

los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo

Dios quiere que nos demos cuenta de que no necesitamos dinero para ser felices. La Biblia dice:

Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto (1 Timoteo 6:6–8).

¡Cambia tu Manera de Pensar!

La sabiduría es ver las cosas como Dios las ve. Dios nunca valora a las personas por su apariencia, inteligencia, dinero o posición social. Dios trata a la gente rica exactamente en la misma forma en que trata a la gente pobre. La Biblia dice:

Porque no hay acepción de personas para con Dios (Romanos 2:11).

El atractivo físico, la inteligencia y el dinero no son malos en sí mismos. Es el valor exagerado que el mundo le da a estas cosas lo que está mal. El aceptar los conceptos y valores del mundo nos puede llevar a tener sentimientos de inferioridad.

Debemos vernos a nosotros mismos como Dios nos ve.

Para cambiar el concepto equivocado de nosotros mismos, debemos cambiar nuestra manera de pensar. Debemos darnos cuenta que nuestro valor como persona no depende de nuestra apariencia, ni de nuestra inteligencia, riqueza o posición social.

Debemos vernos a nosotros mismos como Dios nos ve. ¿Cuánto valemos a los ojos de Dios? Valemos lo que Él pagó por nosotros. Él dio a Su propio Hijo, quien murió para redimirnos. Ese es el valor que nos pone Dios.

Debemos entender también que Dios nos ama y nos acepta tales como somos. Su amor no depende de lo que somos o de lo que tenemos o de lo que hacemos. Dios dice: “No importa si tienes éxito o eres un fracaso; no importa lo que tú puedas pensar de ti mismo; y no importa lo que otras personas piensen de ti… ¡Yo te amo!

La Sabiduría de Dios

Unas Sugerencias Prácticas

Siguen algunas sugerencias prácticas que te ayudarán a sobreponerte a los sentimientos de inferioridad:

• Reconoce que no estás solo

No estás solo con tus sentimientos de inferioridad. Cuando vas a la escuela o al trabajo te relacionas con mucha gente: algunos sonrientes, platicando y riéndose. Tú puedes creer que ellos no tienen ninguna preocupación. Sin embargo, por dentro cada uno, es muy probable que tengan también sentimientos profundos de inferioridad. Casi toda la gente tiene estos sentimientos algunas veces.

Cuando te das cuenta de que otras personas tienen el mismo problema que tú, esto te ayudará a comprenderles.

• Haz amistades verdaderas

Haz amistades verdaderas

No tienes que ser hermoso o muy inteligente o tener un montón de dinero para tener amigos. La mejor manera de tener un buen amigo es ser un buen amigo.

Nunca te burles de una persona. Respeta a los demás y acéptalos tal como son. Hazles saber que son importantes para ti. Sé especialmente considerado con aquellos que tienen dificultad para hacer amigos. Te querrán y te apreciarán por esto. Nada ayuda más a tu confianza en ti mismo que tener amigos verdaderos. Cuando te das cuenta que agradas a otras personas y te aprecian, es más fácil que te aprecies a ti mismo.

• Esfuérzate por sobresalir en algo

Todos necesitamos tener un concepto adecuado de nosotros mismos. Una forma de desarrollarlo es aprender a hacer algo bien hecho.

Aprenderé a jugar baloncesto lo mejor posible

Busca algo que te guste hacer y esfuérzate en hacerlo bien. Considera algo así: "Aprenderé a tocar un instrumento musical"; "Tendré éxito en mi trabajo"; "Aprenderé a jugar baloncesto lo mejor posible"; "Veré cuántos amigos logro hacer"; "Aprenderé a ser un buen jugador de tenis o un buen cocinero".

No pierdas el tiempo compadeciéndote a ti mismo. Haz lo mejor que puedes con lo que tienes. Desarrolla una actividad que te haga sentir satisfecho de ti mismo. Haciendo lo mejor que puedas en esa actividad especial que escogiste, hará que empieces a apreciarte más.

• Enfrenta tus problemas con honestidad

Ve a un lugar donde puedas estar solo a pensar. Luego haz una lista de todas las cosas que más te disgustan de ti mismo. Sé honesto. Nadie tiene por qué ver esta lista excepto tú y Dios.

¿Se forma la gente una mala impresión de ti por la forma en que te vistes? Esto tú lo puedes y debes corregir. ¿Eres perezoso y descuidado en tu trabajo? ¡Haz un cambio! Debemos hacer todas las cosas para la gloria de Dios. El trabajo descuidado y mal hecho no glorifica a Dios.

Cualesquiera que sean tus problemas, escríbelos en un papel

Cualesquiera que sean tus problemas, escríbelos en un papel de modo que puedas enfrentarlos con honestidad. Señala aquellos que puedes corregir. Quizás conozcas a una persona mayor, alguien en quien puedes confiar, que pudiera ayudarte.

“Problemas sin Solución”

¿Y qué de los problemas que quedaron en tu lista, esos “problemas sin solución"? Todo el mundo tiene uno o más de esa clase.

Lo mejor que puedes hacer con tus “problemas sin solución” es entregárselos al Señor Jesús. Dile al Señor que ya no puedes más con estos problemas y que los estás entregando a Él. Tu oración debe contener estos pensamientos, expresados en tus propias palabras:

Amado Señor Jesús:

Tú sabes todo respecto a mí. Tú conoces mis “problemas sin solución”. Ya no puedo más con ellos, así que los pongo en tus manos. Yo me entrego a ti y te entrego estos problemas. De hoy en adelante no voy a preocuparme más por ellos porque te los he dado a ti. Confío en tu amor, en tu sabiduría y en tu poder para hacer algo hermoso de mi vida.

Cuando hayas orado así, destruye tu lista como símbolo de haber entregado estos problemas al Señor para siempre. Cada vez que comiences a preocuparte de nuevo por estos problemas, recuerda tu decisión. Dile al Señor que los has puesto en Sus manos y que sigues confiando que Él se encargará de estos “problemas sin solución”.

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